Metales pesados (Pb, Cd, Ni, Zn, Hg) en tejidos de Lutjanus synagris y Lutjanus vivanus de la Costa de La Guajira, Norte de Colombia
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Orfelina Barros-Barrios1, Carlos Doria-Argumedo1, José Marrugo-Negrete2
1Facultad de Ingeniería. Universidad de La Guajira, 2Facultad de Ciencias Básicas. Universidad de Córdoba
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(Recibido: 01 de octubre de 2016, Aprobado: 18 de noviembre de 2016 Actualizado: 09 de diciembre de 2016)
DOI: 10.17151/vetzo.2016.10.2.3
RESUMEN: Con el propósito de determinar la influencia contaminante de metales pesados provenientes de fuentes antrópicas, sobre la biota marina de las costas de La Guajira, se analizó por espectrofotometría de absorción atómica el contenido de plomo, cadmio, níquel, zinc, y mercurio en sedimento e hígado y riñón de peces de la especie Lutjanus (L. synagris y vivanus); para detectar posibles impactos en el ecosistema. En el sedimento, las concentraciones medias de metales oscilaron así: Pb (54,61-123,94 µg/Kg), Cd (0,98- 2,84µg/Kg), Ni (80,0-1220 µg/Kg), Zn (250-630 µg/Kg) y Hg (0,15-0,27 µg/Kg). En los tejidos de los organismos se detectó la presencia de metales pesados en concentraciones de: Pb (65 µg/Kg), Cd (5,1 µg/Kg), Ni (2500µg/Kg), Zn (2450µg/Kg) y Hg (49µg/Kg). Teniendo en cuenta la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos de América, las especies Lutjanus synagris y Lutjanus vivanus presentan concentraciones de Ni, Pb y Zn, dentro del límite de tolerancia a la biodisponibilidad metálica, lo que indica que estos metales no presentan riesgo para los organismos estudiados presentes en el ecosistema marino. La concentraciones de los elementos Pb, Cd y Hg determinadas en hígado y riñón de los organismos se encontraron por debajo de los niveles máximos establecidos por el Instituto Colombiano de Normas Técnicas, para pescado entero, medallones y trozos, y al contenido máximo en productos alimenticios correspondiente al Reglamento CE No 466 de la Comisión Europea. El factor de bioacumulación calculado en este estudio (>1 en todos los casos, excepto el Pb), sugiere que ocurre un traspaso significativo de los metales presentes en los sedimentos hacia los niveles tróficos superiores, especialmente para el caso del Hg.
Palabras clave: bioacumulación, espectroscopia de absorción atómica, metales pesados, peces, sedimento superficial
Heavy metals (Pb, Cd, Ni, Zn, Hg) in tissues of Lutjanus synagris and Lutjanus vivanus from the Coast of La Guajira, North Colombia.
ABSTRACT: In order to determine the contaminating influence of heavy metals from anthropogenic sources on the marine biota of the coast of La Guajira, the content of lead, cadmium, nickel, zinc, and mercury in sediment was analyzed by atomic absorption spectrophotometry and liver and kidney of fish of the species Lutjanus (synagris and vivanus) in order to detect possible impacts on the ecosystem. Mean metal concentrations ranged in the sediment as follows: Pb (54.61 to 123.94 µg/kg), Cd (0.98 - 2.84 μg/kg), Ni (80 to 1220 µg/kg), Zn (250-630 µg/kg) and Hg (0.15 to 0.27 µg/kg). The presence of heavy metals was detected in the tissues of organisms in concentrations of Pb (65 µg/kg), Cd (5.1 µg/kg), Ni (2500 µg/kg), Zn (2450 µg/kg) and Hg (49 µg/kg). Taking into account the National Oceanic and Atmospherc Administration of the United States, the species Lutjanus synagris and Lutjanus vivanus present concentrations of Ni, Pb and Zn, within the limits of tolerance to metallic bioavailability, indicating that these metals present no risk for the organisms studied in the marine ecosystem. Concentrations of Pb, Cd and Hg elements determined in liver and kidney of organisms were found below the maximum limits established by the Colombian Institute of Technical Standards for whole fish, medallions and pieces of fish and the maximum content in foodstuffs corresponding to EC Regulation No 466 of the European Commission. The BAF calculated in this study (> 1 in all cases, except Pb) suggests that a significant transfer of metals in sediments to higher trophic levels occurs, especially in the case of Hg.
Key words: bioaccumulation, atomic absorption spectroscopy, heavy metals, fish, surface sediment
Introducción
Los metales pesados están presentes en todos los ecosistemas en el mundo; sin embargo, el aumento de estos elementos en los sistemas marinos se ha convertido en un riesgo para la salud humana debido a sus efectos tóxicos (Tokar et al., 2015). Los metales pesados pueden ser tóxicos en pequeñas concentraciones y acumularse en la cadena trófica, empezando por el fitoplancton que los incorpora a la cadena alimenticia (Ke & Wang, 2002). Las principales fuentes de contaminación por Hg, Cd, Pb y As en sistemas fluviales y marinos son las industriales y se incluyen además la descarga de aguas residuales municipales, la minería, la combustión de combustibles fósiles, la deforestación y fertilizantes utilizados en la agricultura (Zuluaga et al., 2015). También se consideran fuentes naturales contaminantes la erosión del suelo y la actividad volcánica. Los metales pueden ser solubles en agua y reaccionar con la materia orgánica formando complejos y quelatos, que aumentan su solubilidad, la disponibilidad y la dispersión (Castro & Valdés, 2012)
En Colombia, una de las problemáticas ambientales más importantes se refiere al uso de metales pesados en sectores productivos minero, energético, agrícola e industrial (Rudas et al., 2013). Lo anterior ha llevado a que la contaminación química por metales pesados, constituya una de las más peligrosas amenazas para los ecosistemas acuáticos y las especies presentes. Sin embargo, es escaso el conocimiento que se tiene en el país acerca del problema generado por la disposición de metales pesados en los cuerpos de agua, su impacto sobre el recurso hídrico, el deterioro de ecosistemas y la salud humana (Beltrán & Gómez, 2015).
Bajo este escenario, los sedimentos, uno de los principales reservorios de estos elementos, actúan como recursos secundarios de contaminación en el medio ambiente marino. Los metales trazas presentan concentraciones relativamente elevadas en los sedimentos superficiales de las zonas costeras alteradas por el hombre y guardan una relación de su concentración con el tamaño de las partículas y la cantidad de materia orgánica sedimentaria, alterando el equilibrio ecológico y biogeoquímico del ecosistema (Delgado, 2012). Así mismo, los organismos acuáticos, entre ellos los peces, tienen la capacidad de almacenar una concentración mayor de estos elementos en comparación con la presente en el medio, por lo que son un indicador importante de la contaminación; esto implica que su consumo se puede convertir en un problema de salud para las poblaciones que se alimentan de este recurso (Palacio, 2007).
El presente estudio pretende evaluar los niveles de concentración de algunos metales pesados (Pb, Cd, Ni, Zn y Hg) en sedimento y en las especies Lutjanus synagris y Lutjanus vivanus. Estas especies de mersales tienen una amplia distribución en la región Caribe, con hábitos en fondos someros, tales como, fondos blandos, sustratos rocosos y coralinos; sin embargo, se les puede encontrar inclusive en profundidades superiores a los 200 m (Rodríguez y Páramo, 2012). Los resultados del estudio permitirán medir el impacto contaminante en estos ecosistemas marinos debido a la introducción de metales pesados, como resultado de las actividades humanas.
Materiales y Métodos
Datos demográficos del área de estudio
El departamento de La Guajira se localiza en la parte más septentrional de la República de Colombia, sobre una península a los 10°23´ y 12°28´ N y 71°06´ y 73°39´ O, y está integrado a la región Caribe (Figura 1). La Guajira ocupa una extensión aproximada de 20.669,6 km2 y presenta 1.458 km2 de área costera, con una extensión de 650 km (Corpoguajira e Invemar, 2012).
Campaña de muestreo
Se colectaron muestras de sedimentos superficiales y peces en seis zonas costeras de La Guajira, Dibulla, Camarones, Riohacha, Mayapo, Manaure y Cabo de La Vela (Figura 2); en el período comprendido entre julio de 2014 y mayo de 2015 con una periodicidad de tres meses, teniendo en cuenta las épocas climáticas de lluvia (de julio a noviembre) y de sequía (de diciembre a mayo).
Muestras de sedimento: El sedimento fue tomado de la capa superficial (5 a 10 cm) con una draga tipo Van Veen. Se recolectaron tres submuestras distribuidas cada una en un punto cardinal, a partir del punto de referencia tomado con un GPS y a un radio de 2 m; con el objeto de obtener una única muestra compuesta en cada estación y representativa del ecosistema.
Muestras de peces: En cada período de muestreo fue colectado un individuo por sitio, tratando de cubrir la zona frecuentada por las especies seleccionadas correspondientes a L. synagris y L. vivanus; conocidas con el nombre común de pargo rojo (rayado, ojo amarillo), dada su mayor importancia comercial por la facilidad de la consecución de los individuos en las diferentes épocas del año y por su alto consumo en la zona. Los peces de la familia Lutjanidae son reconocidos como un importante recurso pesquero y son explotados intensamente por las pesquerías artesanal e industrial en las regiones tropicales y subtropicales, debido principalmente a su alto valor económico (Gobert et al., 2005). Se tomaron cuatro individuos por sitio según la especie (total de 48), para minimizar los errores que introduce las diferencias de tallas y peso, principalmente. Las ejemplares colectados correspondieron a adultos de tamaño (largo estándar) entre 20-35 cm ( = 28,6 cm, mínimo = 21,7 cm, máximo = 34,2 cm) y de peso entre 0,350 - 0,450 kg ( = 0,390 kg, mínimo = 0,358 kg, máximo = 0,437 kg). Una vez obtenidas las muestras, se almacenaron en bolsas plásticas, etiquetadas y selladas.
Tratamiento de muestras en el laboratorio
Muestras de sedimento: Se pesó entre 0,2 y 0,8 g de la fracción menor a 63 μm y se adicionó 15 ml de agua regia (mezcla de HCl con HNO3 en proporción 3:1), se tapó el vaso con un sistema de reflujo y se calentó en una plancha calefactora a 110°C por 2 h, para realizar la digestión total de las muestras. Finalmente, se dejaron enfriar, se filtraron en un sistema al vacío y se aforaron a 25 ml con agua desionizada para luego almacenarlas en frascos plásticos rotulados (Marrugo y Paternina, 2011). Una segunda fracción menor a 63 μm de sedimento fue utilizada para la determinación de pH, potencial redox (Eh), materia orgánica (MO); siguiendo las metodologías descritas por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC, 2006).
Muestras de tejido de peces: Se tomaron muestras de aproximadamente 5 g de hígado y riñón en un vaso de precipitado. La muestra fue deshidratada hasta peso seco constante en una estufa a 40ºC durante 24h para poderla macerar. Se tomó una submuestra pulverizada de 0,5 g y colocada dentro de un vaso de precipitado de 50 ml. Se adicionaron 3 ml de ácido nítrico (HNO3 al 65%) concentrado, y 1 ml de ácido perclórico (HClO4 al 72%) concentrado (Ramírez, 2011). El vaso de precipitado se tapó con un embudo y vidrio reloj (sistema de reflujo), la muestra se calentó a 150°C por 2 h en una plancha calefactora bajo campana, se dejó enfriar y luego se filtró en un sistema al vacío. Finalmente, se aforó a 25 ml con agua desionizada y se almacenó en un frasco plástico rotulado
Las muestras de sedimento y tejido biológico se analizaron en un espectrofotómetro de Absorción Atómica ICE 3500 Thermo Scientific, siguiendo el procedimiento para metales por llama, horno de grafito y vapor frío. Las condiciones de operación se muestran en la tabla 1.
Factor de Bioacumulación (BFC)
El factor de bioacumulación (BCF) fue calculado mediante la fórmula propuesta por Mountouris et al. (2002), teniendo en cuenta que la toxicidad de estos metales para los organismos acuáticos depende de la disponibilidad de ellos en el medio y de la capacidad de los organismos para asimilar metales directamente de la ingesta de partículas de sedimento (Amiard et al., 2007):
BFC = Cbiota/Csedimento [1]
La concentración (C) en la biota corresponde al promedio de cada metal en todos los organismos analizados en cada sector del estudio.
Para el análisis estadístico se aplicaron criterios como las pruebas de medias normales (ANOVA de un factor) con varianza y medias desconocidas, coeficiente de correlación lineal, series de tiempo para el caso de las concentraciones en los diferentes períodos de monitoreo, diferencias de concentración de metales entre los peces según las tallas y análisis de correlación entre concentración de metales; mediante la utilización del software SPSS versión 21 IBM.
Resultados y Discusión
La secuencia de concentración de metales pesados hallada en el sedimento de la zona costera de La Guajira, en las dos épocas climáticas, fue: Zn > Ni > Pb > Cd > Hg. La tabla 2 indica la estadística descriptiva de las variables medidas en los sedimentos de las zonas de estudio. El análisis de varianza muestra que las concentraciones de metales pesados en el sedimento no fueron estadísticamente diferentes (p>0,05) en los periodos lluvia y sequía para la todas las estaciones. El análisis de correlación de Pearson muestra una relación positiva significativa entre Zn, Pb, Cd y MO en sedimentos mientras que, para el pH se encontró una correlación negativa significativa para los metales Cd y Zn (Tabla 3); que concuerda con la disminución de la biodisponibilidad de los metales pesados en los sedimentos a medida que aumenta el pH. Las correlaciones significativas desde el punto de vista estadístico entre los metales Pb y Zn (r = 0,73); sugiere fuentes de orígenes similares.
En las zonas costeras los metales pesados como Hg, Ni, Cd y Pb son de origen antrópico y deben ser introducidos al sistema marino por actividades tales como minería, agricultura, descarga de aguas residuales, entre otras (Márquez et al., 2008). La MO también juega un papel importante en la captura de metales, ya que estos incorporan los metales a su estructura mediante fenómenos de atracción y generación de compuestos organometálicos, limitando la biodisponibilidad de los mismos, arrastrándolos y depositándolos en los sedimentos. En el litoral costero el Zn y Pb pueden entran al mar por vía de efluentes domésticos, industriales, descargas de los ríos y mediante emanaciones a la atmósfera, y posteriormente ser depositados y acumulados en el sedimento mediante procesos biogeoquímicos (Acosta & Ladeiros, 2002).
Las concentraciones de los metales Hg, Ni y Zn en el sedimento se encuentran por debajo del rango del límite de tolerancia para los organismos acuáticos, correspondientes a 150 - 710 µg/Kg, 20900 - 51600 µg/Kg y 150000 – 410000 µg/Kg, respectivamente (NOAA, 1999); lo que indica que estos metales acumulados en el sedimento, no ocasionan efecto de incidencia biológica a las especies estudiadas.
La tabla 4 indica la estadística descriptiva de los metales pesados determinados en los tejidos de los peces. En la tabla 5 se presenta una comparación de este estudio con los realizados sobre otras especies de peces de aguas dulceacuícolas y marinas.
La concentración promedio de Pb en este estudio es inferior a la encontrada en la especie L. russelli (Serra) en la costa Sureste de India (Thiyagarajan et al., 2012), pero mayor (≈50%) que en las especies L. griseus (Mangle) y L. stellatus (Estrella) registradas por Leung et al. (2014) en China. A pesar de las bajas concentraciones de Pb determinadas en sedimento y tejido de hígado y riñón de los peces, se encontró una correlación significativa (0,441) lo que constituye una evidencia de bioacumulación de este metal en los peces analizados. El contenido de Cd en los tejidos presenta una correlación significativa con el presente en el sedimento (-0,419). Al comparar la concentración de cadmio presente en las especies L. synagris y L. vivanus con otras especies de este género, se encuentra que es inferior (entre 8 y 10 veces) queen L. russelli, L. griseus y L. stellatus (Thiyagarajan et al., 2012; Leung et al., 2014). También es inferior (solo el 96%) de lo registrado en las especies Prochilodus magdalenae (Bocachico) y Pimelodus clarias (Barbul) en el río Magdalena de Colombia (Ruiz et al., 1996); al igual que la registrada en la Laguna de Unare de Venezuela, en la especie Mugil curema (Lisa blanca) y Centropomus undecimalis (Róbalo) (Márquez et al., 2008). El níquel se encuentra en concentraciones casi que invariables (cv = 0,0004). Este metal se encuentra en mayor cantidad que la reportada en el estudio de la Laguna Unare (Venezuela) sobre la especie Mugil gaimardianus (Lisa común) y Cathorops spixi (Chivo mapalé) (Márquez et al., 2008).
El zinc es un metal que es requerido por el organismo (Ruiz et al., 1996), sin embargo, un aumento en las concentraciones lo hace tóxico para los organismos acuáticos. El zinc es un elemento nutritivo para los organismos, sin embargo, altas concentraciones en los peces influyen negativamente en el sistema de reproducción, causando problemas en las branquias, generando estrés, abrasión de la piel, hemorragia en las aletas y degeneración de la actividad hepática (Palacio, 2007). En especies de Mugil cephalus, se ha registrado bioacumulación de zinc (Arúz et al., 2013). En la Laguna de Unare (Venezuela), fue registrada una concentración promedio de Zn de 8710 µg/kg, que representa casi cuatro veces mayor que la de este estudio, en varias especies de peces, lo que manifiesta un potencial peligro para las especies que habitan este ecosistema (Márquez et al., 2008). En el ambiente acuático, el zinc se asocia principalmente con materia en suspensión antes de acumularse finalmente (Duan et al., 2000).
El mercurio se presenta en concentración baja con poca variabilidad (cv = 0,75) y una concentración promedio de 49 µg/kg muy inferior a las reportadas para las especies como L. russelli, L. griseus y L. stellatus (Thiyagarajan et al., 2012; Leung et al., 2014). En aguas del río Magdalena a la altura de los municipios de Honda, Girardot y Neiva (Colombia), se encontraron concentraciones de mercurio en muestras de cinco especies de peces obtenidas; las concentraciones detectadas no sobrepasaron las 170 µg/Kg, a excepción de Astyanax fasciatus que presentó un valor de 360 µg/Kg en la zona de Neiva. Se pudo determinar que la contaminación por metales pesados (Cd, Cu, Hg, Pb, Zn), es peligrosa en el caso del mercurio y del cadmio que exhiben niveles que pueden presentar un peligro para la salud de los pescadores y sus familias en la localidad de Honda, sobre el río Magdalena, que consumen nicuro y bocachico, especies en las que las concentraciones de mercurio encontradas llegaron a valores máximos de 2600 y 3530 µg/kg de Hg, y las de cadmio a valores de 104 y 256 µg/kg de Cd, respectivamente (Gómez et al., 1993). Se observa que se presenta mayor concentración de Cd, Hg y Pb en los individuos de mayor tamaño (entre 28 y 35 cm) que en los de menor tamaño (entre 20 y 27 cm) (Figura 3), para el caso del Pb esta concentración es casi que el doble de diferencia entre las dos tallas (p<0,01), lo que sugiere una acumulación de metales con respecto a la edad.
Plomo, cromo, cadmio y mercurio son metales no esenciales o no se les conoce función metabólica. No obstante, su toxicidad y biodisponibilidad están bajo el control de procesos o rutas metabólicas específicas de depuración y transformación dentro del organismo (Vélez, 2009). Los niveles de los metales Pb, Cr, Cd y Hg obtenidos en los peces de los distintos sitios estudiados fueron similares. Sin embargo, el origen y la biodisponibilidad de los metales pueden diferir debido a las condiciones que existan en cada sitio. Estos metales pesados pueden estar principalmente relacionados con la descomposición de la materia orgánica y liberación metálica en el medio, producto de los picos de surgencia costera que se presentan en la zona. El cadmio muestra un comportamiento biogeoquímico muy similar al de los nutrientes, principalmente al de los fosfatos, y por lo tanto parece ser controlado por el ciclo de la materia orgánica presente en la columna de agua. Esta característica hace que las aguas de surgencia enriquecidas, constituyan la principal fuente de este elemento para los organismos (Acosta & Ladeiros, 2004).La Guajira presenta una surgencia moderada, con transferencias totales de producción primaria de 3275 (t km-2 año-1); la intensidad promedio del viento favorable a los movimientos verticales ascendentes de las masas de agua característicos de La Guajira (9,5 m s-1), es significativamente mayor que en los otros fenómenos oceanográficos del mundo. Esto junto con su ubicación tropical, sugiere que La Guajira es el sistema de borde occidental que podría producir el mayor volumen de surgencia por unidad de área en el mundo (Páramo et al., 2011).
De manera general no se observa una correlación lineal, positiva o negativa, significativa entre los metales; lo que puede indicar que estos no estarían influyendo en rutas metabólicas, o interactuando con otros metales para favorecer su incorporación (correlación positiva) o liberación (correlación negativa) (Tabla 6). La concentración de los elementos Pb, Cd y Hg determinada en hígado y riñón se encontró por debajo de los niveles máximos establecidos por la norma nacional (ICONTEC, 2009), para pescado entero, medallones y trozos, y al contenido máximo en productos alimenticios correspondiente al RCE 466 de la legislación vigente de la Comisión Europea (RCE, 2001).
El factor de bioacumulación calculado en este estudio (>1 en todos los casos, excepto el Pb) (Tabla 7), sugiere que ocurre un traspaso significativo de los metales presentes en los sedimentos hacia los niveles tróficos superiores, especialmente para el caso del Hg. Este factor permite inferir que para el caso del Cd, Ni, Zn y Hg hay un proceso de bioacumulación activa en los tejidos de los organismos estudiados. Una situación contraria a este estudio se indica sobre las especies Molusca y Echinodernata en la Bahía de San Jorge (Chile), cuyos factores de bioacumulación para el Cu, Zn y Pb tuvieron valores menores a 1, permitiendo inferir que no hay evidencias de bioacumulación en los organismos (Ke & Wang, 2002). En la Bahía Cienfuegos (Cuba), se logra determinar que la especie Perna viridis (Molusca-Bivalvia) es un organismo categorizado como bajo bioconcentrador de mercurio, sin embargo puede ser utilizado como centinela de la calidad de las aguas, pues bioconcentra aproximadamente cien veces los niveles de mercurio presentes en el agua de mar (García-Chamero et al., 2016).
Conclusiones
La fauna acuática correspondiente a las especies L. synagris y L. vivanus, y el sedimento superficial de las costas de La Guajira presentan concentraciones no elevadas de metales pesados. Los niveles de los metales Pb, Cd, Ni, Zn y Hg en los sedimentos superficiales, en ninguno de los casos sobrepasan la normativa nacional e internacional, de tal forma que estos metales pesados no presentan riesgo para los organismos presentes en el ecosistema marino, presentándose en niveles tolerables. Estos metales, al compararlos entre sí, no presentan diferencias estadísticamente significativas, se encuentran en cantidades inmovilizados en el sedimento, especialmente el Ni, Cu y Hg. Las especies L. synagris y L. vivanus pueden ser utilizadas como organismos centinelas en el programa de monitoreo de la calidad de las aguas de la costa de La Guajira, pues bioconcentran más de doscientas veces los niveles de mercurio presentes en el sedimento del mar.
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Como citar: Barros-Barrios, O; Doria-Argumedo, C. & Marrugo-Negrete, J. Metales pesados (Pb, Cd, Ni, Zn, Hg) en tejidos de Lutjanus synagris y Lutjanus vivanus de la Costa de La Guajira, Norte de Colombia. Revista Veterinaria y Zootecnia, v. 10, n. 2, p. 27-41, 2016. DOI: 10.17151/vetzo.2016.10.2.3
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Levetiracetam en el tratamiento convulsivo canino. Reporte de caso
COMUNICACIÓN CORTA
Víctor Manuel Molina-Díaz2, Leonardo Duque-Muñoz3
2 Grupo de investigación GIVET, Corporación Universitaria Lasallista. Caldas, Antioquia. Colombia. 3 Grupo de Investigación GINVER, Corporación Universitaria Remington, Medellín, Colombia.
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(Recibido: 20 de Junio de 2016 Aprobado: 8 de Noviembre de 2016 Actualizado 8 de diciembre de 2016)
DOI: 10.17151/vetzo.2016.10.2.2
RESUMEN: Las convulsiones son uno de los síntomas más difíciles de controlar durante una intoxicación, debido a que muchos fármacos usados tienen severos efectos sobre la conducta del paciente y afectan notoriamente su estado mental. Se describe el uso de levetiracetam en el tratamiento de convulsiones en un canino intoxicado con organofosforado. Un canino macho de raza pastor alemán, de tres años de edad, es tratado con levetiracetam a dosis de 7 mg/kg oral cada 12 horas, posterior a convulsiones causadas por intoxicación con organofosforado. Se encontró un paciente que cede a las convulsiones con la dosis establecida, mejorando su estado mental, sin evidencia de signos narcóticos o hipnóticos por el uso de anticonvulsivo; la evaluación de alanino aminotransferasa (ALT) en valor normal para caninos, así como creatinina después de su uso, el hemograma también es normal. El paciente presentó recidiva un mes después de la terapia requiriendo aumentar la dosis a 20 mg/kg cada 8 horas y termina con 15 mg/kg cada 12 horas por tres meses. El paciente recibe seguimiento encontrándose nula alteración de ALT y creatinina tres meses de establecida la terapia con levetiracetam. Se describe el primer caso de uso de levetiracetam en el tratamiento de convulsiones en la especie canina en Colombia, como una nueva alternativa menos lesiva que el fenobarbital, para el tratamiento de las convulsiones.
Palabras clave: anticonvulsivo, intoxicación, organofosforado, perro
Levetiracetam in canine convulsive treatment. Case report
ABSTRACT: Seizures are one of the most difficult symptoms to control during intoxication because many drugs used have severe effects on the patient's behavior and significantly affect their mental state. The use of levetiracetam in the treatment of seizures in a canine intoxicated with organophosphate is described. A three-year-old German Shepherd male canine is treated with levetiracetam at a dose of 7 mg/kg orally every 12 hours following seizures caused by organophosphate intoxication. A patient that gave in to seizures with the established dose is found, improving its mental state without evidence of narcotic or hypnotic signs due to the use of anticonvulsive. The evaluation of alanine aminotransferase (ALT) shows normal value for canines as well as creatinine after its use, and the hemogram is also normal. The patient presented recurrence one month after therapy requiring an increase in the dose to 14 mg/kg every 8 hours and ends with 15 mg/kg every 12 hours for three months. The patient is monitored for nil alteration in ALT and creatinine three months after the therapy with levetiracetam was established. The use of levetiracetam in treatment of seizures in dogs in Colombia is described as an alternative less harmful than phenobarbital.
Key words: anticonvulsant, dog, organophosphate, poisoning
Introducción
Las convulsiones son uno de los síntomas más frecuentes durante una intoxicación, en especial cuando está afecta el sistema nervioso central (SNC) (Fernández et al., 2010; Patterson, 2014; Verneu, 2015). Esto se debe a que se presenta una sobre estimulación de los receptores, en el caso de intoxicación por organofosforados, de los receptores muscarínicos. En caninos durante esta intoxicación colinérgica la convulsión puede ser frecuente, aunque otros signos muscarínicos están presentes (Fernández et al., 2010). Esta convulsión causada por acción del acetilcolina, puede tener baja respuesta al uso de anticonvulsivos agonistas del ácido δ butírico (GABA). Durante una crisis epiléptica en la fase aguda de la intoxicación, que en este caso nos centraremos en la causada por organofosforados (OF), se presentan movimientos clónicos, tónicos o mixtos (Berendt, 2008; Fernández et al., 2010; Patterson, 2014), se ha descrito que GABAérgicos como diacepam, midazolam, fenobarbital y pentobarbital, resultan ser efectivos para la crisis (Moeser & Steinberg, 2015), pero en ocasiones los pacientes que presentaron convulsiones por efecto colinérgico, no mejoran con la terapia GABAérgica y terminan convirtiéndose en pacientes con crisis epileptiformes de por vida (Berendt, 2008; Jambroszyk, 2008). Es en este punto en el cual el uso del levetiracetam es importante, ya que se trata de un agonista del GABA de manera indirecta (De Smedt et al., 2000; Hardy, 2012), comportándose como un antagonista de los receptores inhibidores del GABA (Zn2+, β-carbolinas y glicina), que inhiben la entrada de Cl- (Hardy et al., 2012; Muñana et al., 2012; Ziółkowski et al., 2012), lo cual mantiene en estado de reposo a la neurona y así controla de manera más eficiente la crisis epiléptica, lo cual lo hace muy útil en casos donde el uso de benzodiacepina y barbitúricos no sea efectivo (Brunton et al., 2007).
La intoxicación por organofosforados se caracteriza por una inhibición irreversible de la acetil colinesterasa (Fernández et al., 2010), lo cual lleva a una acumulación de acetil colina en los receptores muscarínicos (M1,M2,M3) (Córdoba, 2008; Fernández et al., 2010; Restrepo, 2011), en especial el receptor muscarínico M3, el cual es el responsable de la excitación neuronal en el SNC, causante de las mencionadas convulsiones (Bohorquéz et al., 2012; Fernández. et al., 2010), dentro de las alteraciones que produce el acetilcolina en su proceso de acumulación durante la intoxicación por organofosforados, están descritas en la Tabla 1. Es bien conocido que el manejo de este síndrome nervioso se basa en el uso de antagonistas de los receptores muscarínicos como es el sulfato de atropina (Córdoba, 2008; Fernández et al., 2010; Restrepo, 2011), pero nos centraremos en el manejo de las convulsiones, debido a que el uso de benzodiacepinas fue ineficaz.
Evaluación del paciente
Anamnesis: Canino, pastor alemán macho de tres años de edad, que ingreso con cuadro de intoxicación por insecticida OF (triclorfon) al centro médico de la Corporación Universitaria Remington, Medellín Colombia. El paciente presentaba infestación con pulgas, presencia de dermatitis por picadura de pulgas y el suministro del OF tenía como fin el control del parasito.
Examen clínico: A la evaluación médica se encuentra un perro de 35 kg de peso, con sintomatología neurológica tras la ingesta accidental de un producto insecticida triclorfon, (Neguvon®). Se presentó un estado epileptiforme, con convulsiones clónicas (20 seg), con tremores, fasciculaciones, miosis bilateral no reactiva, sialorrea, bradicardia (45 ppm) y bradipnea (15 rpm) ver imagen 1.
Manejo inicial: El paciente canalizado en la vena cefálica izquierda con solución salina 0,9%, a dosis de mantenimiento de 60 ml/kg/hora (Imagen 2), no se realizó acciones de descontaminación pues no se obtuvo información del tiempo de ingesta, se administró vía intramuscular atropina 0,044 mg/kg, dosis inicial, la cual se repitió hasta lograr atropinización, se alcanzó midriasis y frecuencia cardíaca de 140 ppm, 30 minutos después de la primera dosis; también se administró difenhidramina 2 mg/kg intramuscular, para el manejo de las fasciculaciones y tremores. El paciente presentó cuadro convulsivo que fue controlado inicialmente con diacepam a dosis 0,5 mg/kg endovenoso, con éxito tras la primera dosis, pero el paciente inició nuevo cuadro convulsivo pasadas 6 horas, para lo cual se instauró terapia con levetiracetam a dosis de 7 mg/kg oral cada 12 horas.
Examen de laboratorio: Fue tomado un hemograma completo (Tabla 2), en la cual mostró un leucograma de estrés, con leucocitosis y neutrofilia, el resto de los valores estaban dentro de lo estándar para la especie canina. También fue realizada medición de ALT y creatinina, encontrándose valores normales para los caninos (Tabla 2).
Enfoque de tratamiento: El paciente se maneja durante 48 horas con la terapia anticonvulsiva con levetiracetam a 7 mg/kg cada 12 horas, pero 76 horas después del plan, el paciente presentó nuevamente convulsiones, se incrementó la dosis a 14 mg/kg oral cada 12 horas, hasta nueva orden.
Evolución: Después de una semana de establecido el plan anticonvulsivo, el paciente presentó una nueva crisis convulsiva, con clónicas de 30 segundos de duración, se establece una nueva dosis 20 mg/kg de levetiracetam, cada 8 horas inicialmente por una semana y luego se desciende a 15 mg/kg cada 12 horas. Este fue el tratamiento que el paciente recibió durante tres meses, durante el tratamiento el canino no presentó ninguna convulsión. Luego de tres meses se realiza evaluación médica, encontrándose un canino atento al medio, sin alteraciones neurológicas como somnolencia, hipoactividad o hipnotismos; se repiten hemograma, ALT y creatinina (Tabla 3), encontrándose valores dentro de lo normal para el perro.
Discusión
El triclorfon es un organofosforado, usado con frecuencia en medicina veterinaria para el manejo de ectoparásitos en varias especies animales (Oliveira-Sequeira et al., 2014). En Colombia su uso en regiones ganaderas es amplio, en especial para el manejo de infestación por garrapatas (Díaz, 2012), lo que ha popularizado su uso en el manejo de pulgas y garrapatas en caninos, por considerarse altamente efectivo. Su categoría de toxicidad es de grado II (etiqueta azul, para Colombia, medianamente toxico), con una dosis letal 50 (DL50), de 500 mg/kg (Córdoba, 2008), siendo la dosis terapéutica para caninos 75 mg/kg (Plumb, 2011). Su mecanismo de acción es la inhibición de la acetilcolinesterasa de manera irreversible, lo que ocasiona una sobre estimulación de los receptores muscarínicos M1, M2 y M3, tanto del parasito como del huésped (Wismer & Means, 2012), aspecto que fue evidente en el paciente, el cual mostró signos claros de intoxicación muscarínica, como bradicardia, bradipnea, sialorrea, miosis y estimulación nicotínica como tremores y fasciculaciones (Fernández et al., 2010; Wismer & Means, 2012). Es claro que el paciente fue sometido a una intoxicación por este producto ya que recibió una dosis de 1500 mg/ml, sabiendo que sólo requería 4 mg/ml, lo cual causó los síntomas.
Es bien sabido que los OF causan excitación del SNC, por acción muscarínica M3 (Fernández et al., 2010; Wismer & Means, 2012), esto lleva a un cuadro convulsivo, que puede ser manejado con el uso de benzodiacepinas y barbitúricos (Moeser & Steinberg, 2015), pero en este caso el uso de estos GABAérgicos no fue efectivo, puesto que la etiología de una crisis epiléptica depende de la causa de origen, dentro de las cuales pueden citarse algunas intra y extracraneanas. Las primeras pueden tener mejor respuesta al uso de barbitúricos y benzodiacepinas, pero las extracraneales pueden ser refractarías; este es el caso de las intoxicaciones, y en especial en este paciente, quien presentó convulsiones continuas de tipo clónico tónicas, después de recibir una primera dosis de diacepam. Es claro que los síntomas de la intoxicación resolvieron tras el uso de la atropina, con una dosis inicial de 0,044 mg/kg, un poco más alta que la descrita o recomendada por algunos autores como Córdoba (2007) y Restrepo (2010), que solo llega a 0,02 mg/kg (Córdoba, 2008; Restrepo, 2011; Wismer & Means, 2012), pero esto garantizó una rápida atropinización del paciente y la reducción de los síntomas colinérgicos con solo dos dosis, evitando de esta manera fenómenos de íleo paralítico y de otras alteraciones anticolinérgicas que pueden ser letales para el paciente (Bonhage et al., 2008).
Como se indicó anteriormente el uso de atropina estuvo restringido hasta el fenómeno de atropinización, donde se evalúa taquicardia y otro signo muscarínico (Restrepo, 2011), esto se logró en el paciente tras el uso de dos dosis, esta directriz se basa en las recomendaciones del manejo de intoxicación con OF, hechas por Córdoba (2007), Restrepo (2010) y Fernández (2010) (Córdoba, 2008; Fernández et al., 2010; Restrepo, 2011). El uso de difenhidramina 2 mg/kg intramuscular, para tratar de controlar los efectos nicotínicos fue acertada, pues el paciente disminuyó los tremores y fasciculaciones tras una aplicación, similar a lo descrito por Córdoba y otros autores en pacientes humanos (Bohorquéz et al., 2012; Córdoba, 2008).
El manejo preliminar del paciente con hidratación a base de solución salina 0,9%, a dosis de mantenimiento de 60 ml/kg/hora, como medida de mantener una vía permeable son acertadas, pero para algunos autores, se sugiere el uso de soluciones alcalinizantes como Ringer Lactato y solución Pizarro (Córdoba, 2008), esto debido a la acidosis metabólica que ocasionan los OF como tóxicos; pero no se presentaron en este paciente síntomas de acidosis metabólica semiológicamente evidentes; por lo cual la hidratación que se ofreció al paciente resolvió el problema de perfusión. La no realización de medidas de descontaminación se basa en las recomendaciones de Lee & Welch (2013), quienes no invitan al uso de carbón activado o lavados gástricos en pacientes que hayan pasado más de 30 minutos posteriores a la ingesta (Lee & Welch, 2013) y debido a la ausencia de datos sobre el tiempo de aplicación o ingesta del producto se sustenta la no utilización en las evidencias de Lee & Welch (2013).
Se ha descrito que el control de las convulsiones de tipo clónico tónicas, responden al uso de diacepam, el cual es un agonista del GABA, que abre canales de cloro, causando un estado de reposo neuronal, con lo cual se controla la convulsión (Brunton et al., 2007; Dipiro et al., 2014), situación que no pudo lograrse en el presente caso, pues solo funcionó una primera dosis, presentándose una nueva convulsión 6 horas después, lo cual no corresponde con la vida media del fármaco (Plumb, 2011). Un paciente atropinizado que presenta nuevamente una convulsión debe manejarse con otro protocolo, debido al alto riesgo de muerte por fibrilación ventricular; es por eso que se cambia a levetiracetam, que con una vida media de 8 horas (De Smedt et al., 2000; Moore et al., 2010), garantiza que el paciente no presente nuevamente episodio convulsivo (Brunton et al., 2007).
En un paciente que persiste en presentar convulsiones pasadas 76 horas de inicio de la terapia, se decide incrementar la dosis de 7 mg/kg cada 12 horas a 14 mg/kg oral cada 12 horas, con el fin de garantizar una estabilidad neuronal y justificado en las descripciones de Muñana et al (2012). Al presentar el canino una convulsión una semana después, se decide aumentar la dosis, basados en las descripciones de varios autores (Berendt, 2008; Patterson, 2014), lo cual lleva al paciente a un estado de estabilidad neuronal, pero estos estados epileptiformes llevan a la hipótesis de que la intoxicación del SNC por triclorfon, causó un desajuste neuronal, muerte neuronal o desbalance neurotransmisión inhibitoria vs excitatoria y convirtiendo al paciente en una epiléptico (Berendt, 2008). Esta es la razón de mantener la dosis a 20 mg/kg cada 12 horas por tres meses y evaluar los cambios comportamentales del paciente así como la funcionalidad renal y hepática.
En las pruebas de laboratorio y en especial en el hemograma completo, solo pudo encontrarse una leucocitosis, neutrofilia y eosinofilia, la cual puede explicarse en una respuesta inflamatoria aguda a la presencia de parásitos externos que tenía como antecedente el canino (Bevier, 1999), otra situación compatible con los leves cambios puede ser un hemoleucograma típicamente de estrés o estado de deshidratación, pero este no se considera debido a que HTO y HB estaban normales. La presencia de pulgas en caninos, genera un tipo de dermatitis alérgica, este tipo de respuesta inflamatoria, causa aumento de la presencia de leucocitos, debido a pioderma superficial que se generan (Miller et al., 2012), esto puede explicar los leves cambios en el hemograma. Por otro lado, los valores de ALT y creatinina se encuentran dentro de los valores de referencia para la especie canina.
Después de los tres meses consecutivos de tratamiento no presentó convulsiones, no hubo cambios en el comportamiento del paciente, no se describen signos como polifagia, polidipsia, somnolencia o estados de ausencia; bien descritos para el uso de barbitúricos y benzodiacepinas en la especie canina (Moeser & Steinberg, 2015); y en la evaluación hematológica, ALT y creatinina, se encontraron valores normales, lo cual quiere decir que el fármaco no indujo alteración en la estructura hepática y función renal.
Es importante destacar lo anterior porque el levetiracetam es un fármaco de excreción y metabolismo renal (De Smedt et al., 2000; Hardy et al., 2012; Moore et al., 2010), y que esta descripción de su uso continuo, indiquen que no hay una alteración preliminar del riñón, es un dato muy alentador. Pues es bien conocido los incrementos en las transaminasa hepáticas que el uso continuado de fenobarbital y diacepam causan en la especie canina (Brunton et al., 2007), aunque no se discute la utilidad de barbitúricos y benzodiacepinas en el manejo de la epilepsia ya sea idiosincrática o adquirida; los efectos narcóticos, sicotrópicos y aditivos, además de la tolerancia, son los más preocupantes de su uso en la especie canina, lo cual se suma a las ya descritas alteraciones en la inducción del metabolismo hepático, que ocasionan no solo fenómenos de toxicosis a largo plazo, sino la taquifilaxia y la tolerancia de los caninos.
Por este motivo, los autores consideran importante la publicación de la primera descripción del uso de levetiracetam en la especie canina en Colombia y la importancia de su uso, como nueva herramienta en el manejo de las convulsiones en caninos.
Conclusión
El uso continuo de levetiracetam no produjo cambios en la creatinina y la ALT en pacientes caninos a dosis de 15 mg/kg cada 12 horas, además de no producir en este paciente estados de depresión, somnolencia y decaimiento descritos para otros anticonvulsivos; por esta razón el levetiracetam puede convertirse en una nueva arma anticonvulsiva en pacientes refractarios a barbitúricos y benzodiacepinas en Colombia.
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Como citar: Molina-Díaz, V.M.; Duque-Muñoz, L. Levetiracetam en el tratamiento convulsivo canino. Reporte de un caso. Revista Veterinaria y Zootecnia, v. 10, n. 2, p. 15-26, 2016. DOI: 10.17151/vetzo.2016.10.2.2
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Leptospirosis en Bull terrier. Reporte de caso
ARTÍCULO CORTO
Daniel Uribe-Castillo1
1Universidad de Caldas, Facultad de Ciencias Agropecuarias, Manizales, Colombia.
(Recibido: 9 de mayo de 2016 Aprobado: 15 de junio de 2016 Actualizado: Noviembre 08 de 2016)
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DOI: 10.17151/vetzo.2016.10.1.8
RESUMEN: La leptospirosis es una enfermedad zoonótica causada por la infección con cualquiera de los más de 250 serovares de una bacteria Gram negativa con forma de espiral llamada Leptospira. La leptospirosis en perros fue descrita por primera vez en 1899 y recientemente ha recibido atención como causa importante de enfermedad hepática y renal. La enfermedad en los perros puede ser aguda, crónica o subaguda; la presentación más frecuente es la infección aguda, que se caracteriza por la presencia de anemia, ictericia, diarrea, fiebre y deshidratación, afectando a los sistemas renal y hepático. El tratamiento en perros se enfoca en evitar daños irreparables causados por la Leptospira, pero no garantiza que el paciente se recupere por completo y es por eso que la vacunación juega un papel importante en la prevención de enfermedades. El presente artículo tiene como objetivo analizar y discutir un caso clínico de la condición, su curso y enfoque diagnóstico y terapéutico.
Palabras clave: leptospirosis, ictericia, infección aguda, serovar, zoonótica
Leptospirosis in a Bull terrier. Case Report
ABSTRACT: Leptospirosis is a zoonotic disease caused by infection with any of the more than 250 serovars of a corkscrew-shaped gram negative bacteria called Leptospira. Leptospirosis in dogs was first described in 1899 and has recently received attention as a cause of hepatic and renal disease. The disease in dogs can be acute, chronic or subacute, being the most frequent acute infection which is characterized by the presence of anemia, jaundice, diarrhea, fever and dehydration affecting the renal and hepatic systems. The treatment in dogs focuses in avoiding irreparable damage caused by Leptospira, but does not guarantee that the patient recovers completely and that is why vaccination plays an important role in disease prevention. This article aims to analyze and discuss a clinical case of the condition, its course and diagnostic and therapeutic approach.
Key words: acute infection, jaundice, leptospirosis, serovar, zoonotic
Leptospirose em um Bull terrier. Relatório de caso
RESUMO: A Leptospirose é uma doença zoonótica causada por uma infecção com qualquer dos mais de 250 serotipos de uma gamma de bactérias espiroquetas Gram negativas chamadas Leptospira spp. A leptospirose nos cães foi descrita em 1899 e recebeu recentemente a atenção como de presentação subaguda, aguda ou crônica, com maior freqüência de presentação da infecção aguda; nesta é caracterizada pela presença de anemia, icterícia, diarreia, febre, desidratação uma nova causa de doença hepática e renal. A doença nos cães pode ser, afetando mais os sistemas renal e hepático. O tratamento em cães é para evitar danos irreparáveis provocados pela bactéria, mas não é garante que o paciente tenha uma recuperação completa, por isso a vacinação desempenha um papel importante na prevenção da doença. Este artigo tem por objetivo analisar e discutir um caso da doença, seu curso e abordagem diagnóstica e terapêutica.
Palavras-chave: leptospirose, ictericia, infecção aguda, sorotipo, zoonótica
Introducción
La leptospirosis es una enfermedad zoonótica causada por la infección con uno de los más de 250 serovares de una bacteria Gram negativa en forma de espiral de la clase de las Spirochaetes llamada Leptospira. Esta patología se encuentra distribuida mundialmente y es considerada como una de las enfermedades zoonóticas de mayor prevalencia global (Macedo et al., 2007). Romero et al. (2010), evidenciaron una prevalencia del 21,4% en caninos (portadores de al menos un serovar), en regiones de Tolima, Colombia. En humanos la prevalencia fue del 6%. En Colombia se desconoce la epidemiología exacta de la leptospirosis en ambientes urbanos y el papel del canino en el ciclo de transmisión en dichos ambientes no es claro; aun así, hay algunos factores específicos que han sido identificados en su transmisión, como la deficiencia en los servicios sanitarios básicos, el inadecuado manejo de basuras, la presencia de aguas estancadas y el contacto con roedores (Rodríguez et al., 2005).
La leptospirosis en perros se describió por primera vez en 1899 y recientemente recibió atención debido a que es una causa importante de enfermedad renal y hepática (Bolin, 2002). Los principales reservorios de la Leptospira en el ambiente urbano son los caninos y los roedores, así como los bovinos, porcinos y equinos en el campo. De los roedores como animales silvestres en ámbitos urbanos se pueden mencionar las especies Rattus rattus, (rata negra), Mus musculus (ratón) y Rattus norvegicus (rata de alcantarilla). La Leptospira se adaptó además a huéspedes reservorios, los cuales comúnmente son animales salvajes que hacen más difícil su control y aumentan la prevalencia de esta enfermedad. La infección en humanos y animales se da por contacto directo con orina infectada, fluidos fetales y placentarios, descargas uterinas o por contacto con el ambiente contaminado (Berdasquera & Cruz, 2009).
La enfermedad en caninos puede tener un curso agudo, subagudo o crónico, presentándose con mayor frecuencia la infección aguda; que se caracteriza por la presencia de anemia, ictericia, diarrea, fiebre y deshidratación, afectando en mayor proporción a los sistemas renal y hepático (Cano, 2012). El número de casos de leptospirosis canina se ha incrementado de manera dramática en los últimos años, representando una causa relevante de morbilidad y mortalidad en dicha población.
El diagnóstico clínico se basa en la epidemiología, anamnesis y signos clínicos; siendo estos muy inespecíficos, pudiéndolos asociar con otras patologías como enfermedad por parásitos cardiacos (dirofilariosis), anemia hemolítica autoinmune, hepatitis viral canina, neoplasia hepática, trauma, ehrlichiosis, toxoplasmosis, neoplasia renal, cálculos renales, entre otros (Cano, 2012). El aislamiento de la Leptospira es la mejor alternativa para diagnosticar la enfermedad (Valverde et al., 2008).
El tratamiento en caninos se maneja de forma sintomática para evitar los daños irreparables causados por las Leptospiras, aunque no garantiza que el paciente se recupere en su totalidad y es por esto que la vacunación juega un papel relevante en la prevención de la enfermedad, la vacuna dispone de bacterinas inactivadas bivalentes que contienen dos serovares (L. canicola y L. icterohaemorragiae). Existen numerosas firmas comerciales que se dedican a la producción de vacunas contra los serogrupos de Leptospira de más alta incidencia, combinadas con vacunas virales tales como parvovirus, distemper canino, hepatitis canina y rabia (Musacchio et al., 2010).El tratamiento debe iniciarse a la menor sospecha, ya que de no ser así, suele fracasar por la gravedad de la enfermedad y debido a las lesiones hepáticas y renales. Consiste en la terapéutica sintomática y la administración de antibióticos que permitirá mantener al paciente en el mejor estado posible y eliminar al agente infeccioso. Se preferirá para la medicación la vía parenteral a la oral, debido a la emésis que acompaña a la enfermedad (Wohl, 1966).
Evaluación del paciente
Anamnesis
Un canino hembra, Bull terrier de 6 años y 6 meses de edad, 21,6 kg de peso y condición corporal 3/5 se presentó a la Clínica Veterinaria el Poblado, con historia de consumo de materiales extraños procedentes de sitios concurridos por roedores, la paciente presentaba signos de letargo, varios episodios de emesis de característica alimenticio, presentaba además inapetencia. El propietario además reportó que su mascota no contaba con el plan vacunal completo, solamente había sido vacunada en una ocasión durante su etapa de cachorra con un producto desconocido y nunca fue revacunada, el propietario además había notado presencia de ectoparásitos (garrapatas) recientemente.
Hallazgos clínicos
Al examen clínico se apreció la paciente deprimida pero respondiendo a estímulos externos. La paciente presentaba fiebre (40°C), su patrón respiratorio era eupnéico, y su frecuencia cardiaca también se encontró dentro de lo normal, a la auscultación cardiopulmonar los sonidos estaban normales. En la evaluación física se evidenció la mucosa gingival, escleral y la piel de las regiones abdominal, inguinal, axilar y perineal con marcado tinte ictérico (Figuras 1 y 2). Su tiempo de llenado capilar estaba en 1 segundo, no había signos aparentes de deshidratación. Los linfonodos se hallaron normales a la palpación. Y su pulso femoral estaba fuerte y concordante. A la palpación abdominal no se encontró molestia ni distención. La paciente fue trasladada al área de hospitalización para iniciar fluidoterapia a razón de mantenimiento y para realizar aproximaciones diagnósticas, la recomendación a la hora de la hospitalización es que su manipulación fuese con guantes.
Resultados
Ayudas diagnósticas
Se tomaron exámenes sanguíneos de hemograma, alanino aminotransferasa (ALT), albúmina y creatinina al primer día de hospitalización y transcurridos cuatro días. En el primer hemograma la única línea alterada fueron las plaquetas, la paciente presentó trombocitopenia con plaquetas en 154.000 Pl/µl (valores de referencia 200.000–500.000). La trombocitopenia es un signo que puede o no estar presente en la enfermedad (Luna et al., 2008). La albumina y la creatinina estuvieron dentro de los rangos normales, y la ALT representó el valor más alterado en los primeros exámenes, tuvo un resultado de 1.431 U/L, los valores de referencia son de 15-60 U/L aunque el rango de normalidad varía según laboratorios (García & Zurita, 2005). La ALT es una enzima de ubicación citoplasmática del hígado. Su aumento está asociado a procesos inflamatorios (reversibles) hepáticos y también a procesos de necrosis.
Una discreta elevación de las transaminasas hepáticas es en ocasiones el único dato que orienta la presencia de una hepatopatía en un paciente asintomático; sin embargo, este hallazgo nada informará acerca de la gravedad o etiología de la enfermedad hepática. Cuando la alanina aminotransferasa (ALT) está elevada 10 o más veces del límite superior de referencia puede diagnosticarse la existencia de lesión hepática aguda y en estos casos debe iniciarse de inmediato el estudio etiológico (Dufour et al., 2000; Craxi & Amasio, 1996).
Se le realizó además una prueba rápida de hemoparásitos debido a que la paciente presentó historial de ectoparásitos, se realizó test para detección de Antígenos (Ag) de Dirofilaria immitis, Anticuerpos (Ac) contra Anaplasma platys-phagocytophilum, Ac Borrelia burgdorferi, Ac Erlichia canis-ewingii (Test SNAP 4Dx, IDEXX Laboratories, Inc., Westbrook, Maine, US), la prueba tiene una especificidad del 100% y una sensibilidad de entre el 96,2% al 99,2% según el hemoparásito (Courney & Zeng, 2001), el resultado para esta prueba fue negativo.
Al segundo día de hospitalización se tomó muestra para examen de bilirrubina directa y total mediante la técnica de enzimática colorimétrica, el resultado fue 9,56 mg/dl (valores de referencia 0,06-0,12), y 13,98 mg/dl (valores de referencia 0,1-0,3) respectivamente. Aproximadamente, el 15% de animales con leptospirosis presentan bilirrubinemia mayor a 2 mg/dl, debido a degeneración obstructiva hepatocelular y la colestasis intrahepática y no a la hemólisis como suele pensarse (Luna et al., 2008).
Debido a los hallazgos de laboratorio acompañados de los signos clínicos de la paciente, se decidió realizar un prueba rápida de Leptospira mediante test ImmunoComb ELISA kit (Biogal-Galed Laboratories, Israel), el resultado fue S2 y los valores para interpretación son: S0: reacción negativa a Leptospira, >S5 reacción positiva alta a Leptospira, S1-2 reacción positiva baja a Leptospira y >=S3 reacción positiva a Leptospira.
Debido al resultado decide tomarse muestra para serología por microaglutinación para Leptospira, la cual es considerada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Internacional de Epizootias (OIE) como la prueba de mayor validez diagnóstica para la enfermedad (Goris & Hartskeerl, 2014; Cano, 2012).
La prueba de aglutinación microscópica (MAT) se lleva a cabo mediante la incubación del suero de paciente con varios serovares de Leptospiras. Los títulos se obtienen mediante pruebas de varias diluciones de suero con el serotipo positivo. El serovar que reacciona con el suero del paciente se sugiere que es el serovar infectante (Chirathaworn et al., 2014). La prueba identifica resultados para 8 serovares, y arrojó positivo para Leptospira Patoc y Hardjo, los resultados pueden apreciarse en la tabla 1.
Los criterios de interpretación de la prueba indican que títulos de 1:50 son sospechosos y de 1:100 o mayores, son positivos. Títulos de 1:100 a 1:200 son de importancia principalmente en animales no vacunados, títulos mayores con una sola muestra (=1:800) son usualmente indicativos de infección y son de valor diagnóstico siempre y cuando existan datos compatibles con el cuadro clínico (Srivastava, 2010).
Posterior al diagnóstico positivo de leptospirosis se decidió realizar hemograma, ALT, albumina y creatinina de control, en el hemograma el hematocrito se encontró en 37,8% (valores de referencia: 39,2-58,8%), presentó hemoglobina en 12 g/dl (valores de referencia: 12,7-16,3 g/dl), las plaquetas estaban en 197.000, y además la paciente presentó leucocitosis de 21.400 Leu/µl (valores de referencia: 6.000-15.000 Leu/µl). Se ha reportado leucocitosis moderada posterior a los cuatro a cinco días de la enfermedad al igual que hemoglobina baja y anemia regenerativa de moderada a severa (Luna et al., 2008). La ALT disminuyó a 436 U/L, la albumina y la creatinina permanecieron dentro de los rangos normales.
Enfoque terapéutico
La paciente se hospitalizó en el área de cuidados intermedios, se instauró fluidoterapia de reposición con Lactato de Ringer a dosis de mantenimiento. Se inició tratamiento con oxitetraciclina a dosis de 10 mg/kg/IV BID (Genfar S.A) debido a la sospecha inicial de presencia de hemoparásitos, posterior al resultado negativo en el test rápido de hemoparásitos se decide suspenderla. Hicieron parte del plan terapéutico intrahospitalario los siguientes medicamentos: dipirona manejada a dosis de 28 mg/kg/IV BID (Colivet, laboratorios Provet, Bogotá, Colombia), instaurada como antipirético, omeprazol a 0,7 mg/kg/IV BID (Vitalis pharmaceutical, Bogotá, Colombia) y ranitidina a 2mg/kg/SC BID (Vitalis pharmaceutical, Bogotá, Colombia), se emplearon como protectores gástricos a causa del historial de consumo de objetos extraños y la emesis, la piridoxina a dosis de 15mg/kg/IV BID (Metadoxil, Eurodrug Laboratories, Bogotá, Colombia) y el ácido ursodesoxicólico (Ursacol, Zambon S.A, Bogotá, Colombia) fueron utilizados como protectores hepáticos. Posterior a los resultados de laboratorio se anexó metronidazol a la medicación a dosis de 20 mg/kg/IV BID (Tenaflox, Laboratorios Claris, Bogotá, Colombia) a razón de la leucocitosis moderada. La metoclopramida a 0,5 mg/kg/SC BID (Vitalis pharmaceutical, Bogotá, Colombia) y citrato de maropitant a 1 mg/kg/SC (Cerenia, laboratorio Zoetis, Bogotá, Colombia), se incluyeron dentro de la medicación como antieméticos.
La fórmula de salida de la paciente fue: conjugado de penicilina procaínica, penicilina sódica, estreptomicina y triamcinolona a razón de 1 ml por cada 20 kg de peso (Veta-Dicrysticina Novartis de Colombia S.A), ácido ursodesoxicólico a dosis de 10mg/kg/PO SID (Ursacol), astraglosidos un sobre del preparado al día (Remphys de laboratorio Biotech), omeprazol y metoclopramida a las dosis previamente instauradas.
Durante la hospitalización se decidió ubicar sonda urinaria a la paciente con el fin de controlar el depósito de orina, puesto que se sospechaba de enfermedad infectocontagiosa. Conforme fue transcurriendo la estancia hospitalaria la paciente se apreciaba más dinámica, recibía con agrado el alimento ofrecido. Se instauró medicación por vía enteral, lo cual toleró de manera adecuada, en el momento que llegó el resultado confirmatorio para leptospirosis, se instauró nuevo plan terapéutico basado en penicilina y estreptomicina; la paciente tras cuatro días de estancia recuperó el ánimo, se encontraba dinámica y no presentaba inapetencia, los propietarios deciden llevársela con el tratamiento en casa, y aceptando todas las recomendaciones de estricto cumplimiento indicadas con el fin de prevenir el riesgo zoonótico de la enfermedad.
Tras completar el tratamiento instaurado y según el reporte por parte de los propietarios 4 meses después a la alta médica, se informó que la paciente evolucionó de excelente manera. Se recomendó el manejo adecuado de la paciente puesto que, pese a evolucionar de manera favorable a la enfermedad, continúa siendo un foco de infección. La cantidad eliminada de Leptospiras por la micción es mayor durante las primeras semanas post-infección y puede durar 4 años o más, siendo así posible la transmisión de animal a animal y de animal a humano (McDonough, 2006).
Los seres humanos son susceptibles a la infección por Leptospira y la vía de infección es por la exposición directa o indirecta a la orina de un animal infectado. Por lo tanto, la atención debe enfocarse en la manipulación de fluidos y tejidos animales. Desafortunadamente, a menudo no se establece un diagnóstico de la leptospirosis hasta varios días después de la infección, cuando ya se produce diseminación asintomática. Es recomendable el uso de las precauciones generales para evitar contacto con las membranas mucosas y la orina de los animales. El uso de guantes cada vez que el animal infectado orina, el lavado apropiado de los tejidos en contacto con el mismo y la desinfección adecuada de las áreas habituales del animal, disminuye significativamente el potencial de infección. La Leptospira es en general muy susceptible a los desinfectantes, y las áreas contaminadas pueden ser fácilmente limpiadas. Siempre deben indicarse las repercusiones zoonóticas de la leptospirosis a los propietarios y aconsejar el uso de guantes desechables y desinfectantes de uso doméstico para limpiar los derrames de orina en el hogar (Bolin, 2002).
Discusión
La leptospirosis en perros fue descrita por primera vez en 1899 (Bolin, 2002), es una enfermedad zoonótica de distribución mundial de mayor prevalencia en zonas tropicales que afecta a muchos animales domésticos y salvajes. La leptospirosis es una enfermedad reemergente, la cual se encuentra en la lista B de la OIE (Organización Mundial de Sanidad Animal), por eso es muy importante que anualmente cada país informe sobre el estado de la enfermedad (Romero et al., 2010).
La Leptospira ingresa a un hospedero susceptible y se multiplica tan pronto penetra el espacio vascular (Ettinger & Feldman, 2011), invade el torrente sanguíneo produciendo una bacteremia; con una rápida división y posterior invasión de distintos órganos. La Leptospira posee tropismo por las células de los parénquimas hepáticos, renales y pulmonares así como por las células endoteliales de los capilares (Linzitto & Orellana, 2008) y su presencia en dichos tejidos puede evidenciarse por medio de técnicas especiales, encontrándose entre las lesiones microscópicas cambios a nivel hepático como disociación de las células de las trabéculas parenquimatosas, entre otros.
Los síntomas asociados con la leptospirosis canina, documentados en nuestro caso, tienen similitud con los encontrados por Cano en el 2012, que reporta signos de decaimiento, vómito y fiebre. Uno de los signos más llamativos es la ictericia, la presencia de esta en la leptospirosis canina no es un signo patognomónico, en los casos clínicos se menciona una frecuencia de 10% (Birnbaum et al., 1998). En la literatura consultada existe controversia sobre la signología clínica de la leptospirosis. La manifestación clínica de la leptospirosis es muy compleja y variable, y depende tanto la patogenicidad del serovar, la respuesta inmune del huésped y de la cantidad de bacterias presentes. La Leptospira es transmitida por el contacto directo (agua, orina, suelo contaminado, picaduras, placenta) y por ingestión de tejidos infectados (roedores). Las bacterias se multiplican en la sangre del anfitrión en el primer día después de la infección y colonizan el hígado, riñón, pulmones, bazo, sistema nervioso central y los ojos. Los síntomas van de leve a grave según la afección de los órganos afectados.
En el presente caso la progresión fue rápida y leve, manifestando únicamente signos como ictericia, vómito y decaimiento, conforme se instauró el plan terapéutico la paciente presentó mejoría marcada, las pruebas laboratoriales guiaron el acercamiento diagnóstico y enfocaron el caso hacia enfermedad hepática aguda, los signos y hallazgos generaron sospecha de leptospirosis canina, y posterior a la confirmación mediante la prueba de aglutinación microscópica (MAT), que ha sido ampliamente utilizada como prueba de referencia para la detección de anticuerpos para la enfermedad, se instauró su protocolo terapéutico especifico y la evolución fue favorable. Para el diagnóstico de la leptospirosis canina se han desarrollado además otras técnicas como ELISA, la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en la orina del perro identifica el ADN de varias serovariedades a partir de 100 Leptospiras por mililitro de muestra (Sánchez et al., 2010).
La leptospirosis es una enfermedad de urgencia clínica, en la cual es necesario realizar análisis complementarios para poder diferenciarla de otros trastornos que pudieran provocar ictericia (Luna et al., 2008). Por tratarse de una enfermedad zoonótica de alto riesgo, en la práctica profesional es conveniente informar a los propietarios de las mascotas sobre los riesgos del convivir diario con sus animales, las medidas de manejo e higiene; así como, los cuidados médicos veterinarios mínimos.
Conclusiones
La leptospirosis canina es una enfermedad creciente, es importante resaltar que cualquier paciente con signos y hallazgos de hepatitis aguda, debería incluirse en el diagnóstico diferencial de esta patología. La vacunación es el método preventivo más eficiente, debe realizarse la inmunización primeria en mínimo 3 dosis y posterior revacunación de manera anual. La poca especificidad de los signos de la enfermedad obliga al clínico a indagar mediante pruebas de laboratorio y exámenes complementarios la etiología del trastorno. El diagnóstico de la leptospirosis es una herramienta asequible en la medicina actual y debe realizarse siempre que se tenga sospecha de la presencia de esta. El tratamiento está encaminado a atenuar los signos que el caso produce y a eliminar la infección mediante antibióticos específicos. La leptospirosis canina es una enfermedad a tener en cuenta debido al incremento en la clínica actual y al severo compromiso y morbimortalidad que puede desencadenar.
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Como citar: Uribe-Castillo, D. Leptospirosis en un Bull terrier. Reporte de un caso. Revista Veterinaria y Zootecnia, v. 10, n. 2, p. 104-114, 2016. DOI: 10.17151/vetzo.2016.10.1.8
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Uso de la progesterona como método de la sincronización de celo durante la estación reproductiva favorable en búfalos de agua1
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Diana M Bolívar-Vergara1,2, Benjamín Londoño-Soto2, Luis F Gallego-Arcila2, Felipe Gual-Restrepo2, David Stiven Ríos-López2, Guillermo A Correa-Londoño1, Jesús A Berdugo-Gutiérrez1,3
1 Grupo BIOGEM, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín. 2 Grupo Probúfalos, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín. 3 Centro Latinoamericano para el estudio del búfalo. Medellín Colombia.
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(Recibido: 13 de Julio de 2016 Aprobado: 18 de Noviembre de 2016 Actualizado: 7 de diciembre de 2016)
DOI: 10.17151/vetzo.2016.10.2.1
RESUMEN: El objetivo fue evaluar el efecto de la progesterona sobre la preñez en protocolos de sincronización de ovulación para inseminación artificial a tiempo fijo (IATF) en búfalas durante la época reproductiva favorable. Se utilizaron 16 búfalas paridas en ordeño, asignadas al azar en dos tratamientos. T1: sincronización con implante de progesterona; T2: protocolo OvSynch. Se evaluó la preñez al día 28, la respuesta ovárica mediante ecografía y los niveles de estradiol y progesterona con ELISA. Con una prueba chi-cuadrado, se evaluó el efecto de la progesterona sobre la tasa de preñez. Se realizó una prueba de T para evaluar el efecto del peso, días en leche, niveles de progesterona y estradiol el día de la IA y cinco días después de la IA, sobre la tasa de preñez. Se utilizó un diseño completamente al azar con un arreglo de medidas repetidas en el tiempo, para analizar los niveles hormonales durante el protocolo. La tasa de preñez general fue 31,2%, sin diferencia significativa entre los tratamientos (P=0,1056). No se encontró efecto del peso, días en leche, niveles de progesterona y estradiol sobre la tasa de preñez (P>0,05). Los niveles de progesterona fueron más altos al momento de la inyección de prostaglandina (P=0,0006) y cinco días después de la IA (P=0,005) que en la IA. El estradiol no mostró diferencias en los días analizados. Se presentó alta variación en los niveles de progesterona al momento de la aplicación de la prostaglandina entre 0,2 y 28,9 ng/ml y de estradiol en el momento de la inseminación entre 47,4 y 211,9 pg/ml. El uso de progesterona no confiere ventajas sobre el protocolo usualmente utilizado para la época reproductiva favorable en la especie. Debe considerarse la variación hormonal individual al momento de aplicar los protocolos de IATF.
Palabras clave: búfalas en ordeño, hormonas, inseminación a tiempo fijo, protocolo OvSynch
Use of progesterone as a method of estrus synchronization during the favorable reproductive season in water buffalo
ABSTRACT: The objective was to evaluate the effect of progesterone on pregnancy in fixed time artificial insemination (FTAI) synchronization protocols in buffaloes during favorable breeding season. 16 milking calved buffaloes were randomly assigned to one of the following protocols T1: synchronization using progesterone and; T2: conventional OvSynch protocol. Pregnancy was evaluated 28 days after of artificial insemination: ovarian response was determined by ultrasonography and progesterone and estradiol by enzyme linked immunosorbent assay (ELISA). Effect of progesterone on pregnancy rate was evaluated trough Chi square-test. T-student test was carried out to evaluate the effect of weight, milking days, progesterone and estradiol levels, on day of artificial insemination and 5 days after, on rate of pregnancy. It was used a random design with and arrangement of repeated measures over time, to analyze hormonal levels during the protocol. Overall pregnancy level was 31.2%, without differences between protocols (P=0.1056). No effect of weight, milking days and estradiol and progesterone levels on pregnancy rate were found (P>0.05). Progesterone levels were higher in prostaglandin injection (P=0.0006) and five days after ovulation (P=0.005) than in artificial insemination. No differences in estradiol levels were found during experiment. It was observed high variation of progesterone levels in prostaglandin injection (between 0.2 and 28.9 ng/ml) and estradiol levels in insemination (between 47.4 and 211.9 pg/ml). The use of progesterone does not improve pregnancy rates in FTAI during favorable breeding season in analyzed species. Individual hormonal variation must be considered and evaluated during the application of FTAI protocols.
Key words: milking buffaloes, hormones, timed artificial insemination, OvSynch protocol
Introducción
Dadas las ventajas que presenta esta especie, existe gran interés de aumentar la población y su productividad; según los reportes de vacunación de la Federación Colombiana de Ganaderos, FEDEGAN, el inventario de búfalos en Colombia ha tenido un incremento del 16% anual durante los últimos cinco años. La aplicación de biotecnologías reproductivas es una herramienta para mejorar la rentabilidad de los sistemas de producción, entre ellas la inseminación artificial.
En Colombia, la inseminación artificial en la especie bufalina se ha aplicado desde el año 2003 (Berdugo, 2012), pero su uso no se ha masificado debido a la dificultad para detectar el celo (solamente alrededor del 4% de las hembras tienen comportamiento homosexual), a la variable duración del estro (4-64 horas) y a la dificultad en la predicción del momento de la ovulación (De Rensis & López, 2007) y no menos importante, la baja tasa de preñez obtenida (30% en promedio).
Debido a las dificultades mencionadas y a que existen pocos programas donde se utilice el celo natural, en Colombia se ha utilizado la IATF utilizando diferentes esquemas de sincronización de ovulación. El protocolo más conocido es del OvSynch, que se ha propuesto para ser usado en la estación reproductiva favorable de los búfalos. Para la estación reproductiva desfavorable se ha sugerido el uso de protocolos de sincronización basados en el uso de la progesterona, tanto vaginal como auricular, permitiendo activar el ovario de una manera más eficiente. Autores italianos y asiáticos han informado que las deficiencias en la producción de progesterona, son la principal limitante del éxito en los programas de IA en búfalas y es causa de la alta mortalidad embrionaria en la especie (Zicarrelli et al., 1997; Campanile et al., 2005; Roy & Praksah, 2009).
Para la verificación de la respuesta del animal a los protocolos, se han utilizado la ultrasonografía y las mediciones hormonales. Para la determinación de las hormonas se ha usado radioinmunoensayo, sin embargo, los peligros asociados a la manipulación de radioactividad y la generación de desechos radioactivos, han hecho que se busquen algunos métodos más seguros, como el ELISA (ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas) (Abraham, 1981; Kabir et al., 2011). En todos los casos, los inmunoensayos requieren anticuerpos específicos contra los esteroides, previa remoción de los esteroides a sus proteínas de unión endógena. Se acepta para la determinación de las hormonas el uso de suero o plasma; actualmente existen kits comerciales con una alta sensibilidad y especificidad.
Nuestro grupo de investigación viene avaluando modificaciones al protocolo convencional para incrementar las tasas de preñez en búfalas. Se evaluó la pre-sincronización con prostaglandina en un programa deI ATF, sin encontrar diferencia significativa cuando se comparó con el protocolo OvSynch convencional (Saldarriaga et al., 2016). De Rensis et al. (2005) evaluaron el efecto de la suplementación con progesterona en el protocolo OvSynch en búfalas de la raza Mediterránea en Italia, encontrando un efecto significativo en la tasa de preñez en búfalos no cíclicos (30% vs 4,7%), pero no en los búfalos cíclicos (51,5% vs 35,7%). Igualmente, Neglia et al. (2003) compararon dos protocolos de sincronización del estro (OvSynch y con implante de progesterona) en búfalas mediterránea en Italia, sin encontrar diferencia en las tasas de preñez entre los dos protocolos, las cuales fueron 36% y 28%. Sin embargo, cuando se consideraron sólo los animales con P4 elevada en el día 10 después de la IA, la tasa de preñez fue mayor en las búfalas sincronizadas con el protocolo OvSynch (44,4%) que en aquellas que recibieron el implante de progesterona (30,3%).
Con el objetivo de incrementar las tasas de preñez en los programas de inseminación artificial en búfalos de agua, se decidió evaluar el uso de los implantes de progesterona para la sincronización del celo durante la estación reproductiva favorable.
Materiales y Métodos
Localización
El trabajo fue realizado en el municipio de la Apartada, departamento de Córdoba al norte de Colombia, en una zona de bosque húmedo tropical, con temperatura promedio de 28°C, una altitud de 60 msnm, precipitación anual entre 2000 y 3000 mm y humedad relativa entre 80 y 86%.
Animales
El trabajo se realizó durante noviembre y diciembre del año 2015, época favorable para la reproducción en esta especie, como informan Angulo et al. (2004) y Espitia et al. (2014); esta época se considera como favorable, debido a que entre los meses de agosto y enero se concentra la mayor cantidad de partos en las bufaleras de la región. La aplicación de los protocolos de sincronización se realizó en diciembre, coincidiendo con la época seca en esta región. De un grupo de 56 búfalas fueron seleccionadas 16 aptas anatómicamente, en edad reproductiva, mestizas, multíparas, vacías con la presencia de un folículo o cuerpo lúteo posparto y con una condición corporal entre 4,0 y 4,5 (escala de 1 a 5), donde 1 es subcondicionada y 5 sobrecondicionada (Carvalho et al., 2014). Las búfalas presentaron un peso promedio de 578±59 kg, y tenían 60±21 días postparto al inicio del estudio. El primer día del experimento, los animales fueron pesados, se les evaluó la condición corporal y se realizó palpación rectal y diagnóstico ecográfico, para determinar la presencia de estructuras en los ovarios. Las búfalas fueron ordeñadas una vez al día y permanecieron en pastoreo de brachiaria (Brachiaria humidicola), grama nativa (Paspalum notatum), y angleton (Dichantium aristatum), con acceso a agua y sal mineralizada a voluntad. Los animales del experimento se mantuvieron en un solo grupo y fueron sometidos a las mismas condiciones de manejo.
Sincronización de la ovulación
Las búfalas fueron asignadas al azar a dos tratamientos: T1: sincronización con implante de progesterona; T2: protocolo OvSynch. Ocho búfalas por tratamiento. El protocolo seguido para T1 en cada animal fue: el primer día (0), se le introdujo un dispositivo vaginal de 1 g de progesterona (DIB®, Syntex, Argentina) y se aplicaron 250 ug de acetato de buserelina (Gestar®, Over, Argentina) vía intramuscular; el día 7 vía intramuscular 500 ug de cloprosteno, (Estrumate®, Merck, USA); el día 9 fue retirado el implante y el día 11 se les administró 250 ug de acetato de buserelina (Gestar®, Over, Argentina) vía intramuscular. Para el protocolo T2: el día 0 se le administró 250 ug de acetato de buserelina (Gestar®, Over, Argentina) vía intramuscular; el día 7, 500 ug de cloprostenol (Estrumate®, Merck, USA); el día 9 se aplicó 250 ug de acetato de buserelina (Gestar®, Over, Argentina).
Inseminación artificial
La inseminación se realizó 16 horas después de la última inyección de acetato de buserelina, en los dos tratamientos, por un inseminador experimentado, con semen de un mismo búfalo de fertilidad probada. El semen fue analizado mediante el método convencional y por CASA (Computer Assisted Semen Analysis) en el Laboratorio de Reproducción de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. La concentración y movilidad por dosis fueron 69x106 y 91% respectivamente, siendo aptas para usar en IA. En el momento de la inseminación fue evaluada la presencia de moco.
Evaluación de la respuesta ovárica
Se evaluó la respuesta ovárica mediante la presencia de estructuras ováricas por ultrasonido (utilizando un equipo Pie Medical Parous 240®, con una sonda transrectal de 7,5 Mhz) y por la determinación en sangre de los niveles de progesterona (P4) y estradiol (17β) desde el inicio de los protocolos hasta cinco días después de la inseminación artificial. Las muestras para medir P4 fueron tomadas los días 0, 2, 5, 7, 8, 9, 10, 11 y 15, y para medir los niveles de estradiol los días 5, 7, 8, 9,10, 11 y 15.
Para medir P4 y 17β en suero, las muestras fueron tomadas en tubo sin anticoagulante. La determinación hormonal se realizó mediante la técnica de ELISA, utilizando un kit comercial (ACCUBIND®, Elisa microwells, Monobind Inc. CA) de acuerdo con las instrucciones del fabricante. Los valores fueron determinados mediante la construcción de una curva de calibración, con rangos entre 0 y 3000 pg/ml para el estradiol y entre 0 y 60 ng/ml para la progesterona, basada en la curva se calculó el valor de cada muestra evaluada. Las características de rendimiento reportadas por el fabricante son: 1. Sensibilidad del Estradiol de 8,2 pg/ml y la de la progesterona es de 0,105 ng/ml. 2. Coeficiente de correlación entre la prueba enzimática utilizada y la quimiluminiscencia de 0,989 para las dos hormonas evaluadas.
Diagnóstico de preñez
El diagnóstico de preñez fue realizado a los 28 días después de la inseminación artificial, mediante ecografía y se calculó la tasa de preñez.
Análisis estadístico
Con una prueba de independencia chi-cuadrado (χ2) sobre una tabla de contingencia de 2x2, se evaluó el efecto de la progesterona sobre la tasa de preñez. Se realizó una prueba de homogeneidad de varianzas mediante la prueba F, y una prueba de T para evaluar el efecto del peso, días en leche, niveles de progesterona y estradiol el día de la IA y cinco días después de la IA, sobre la tasa de preñez. Para estos análisis se utilizó el programa R (R Core Team, 2016). Para analizar los niveles hormonales durante el protocolo se utilizó un diseño completamente al azar con un arreglo de medidas repetidas en el tiempo. Para la P4 se comparó la concentración entre los días 0 (inicio), 7 (aplicación de la prostaglandina), 11 (inseminación artificial) y 15 (cinco días después de la IA). Para el estradiol se compararon las concentraciones de los días 5, 7 (aplicación de la prostaglandina), 11 (inseminación artificial) y 15 (cinco días después de la IA). Se utilizó una estructura de varianza autorregresiva de primer orden para el estradiol y simetría compuesta para la progesterona. Se consideró diferencia significativa, cuando se obtuvieron valores de P menores o iguales a 0,05.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La tasa de preñez general fue 31,2% (5/16). Aunque se obtuvo 50% de preñez con el implante de progesterona (4/8) y solo el 12,5% (1/8) con el protocolo OvSynch convencional, no se presentó diferencia significativa entre los dos tratamientos (P=0,1056). Aunque la diferencia entre los dos protocolos es considerable, la baja potencia de la prueba, dada por el tamaño de muestra, posiblemente no permite concluir que efectivamente haya diferencia a nivel poblacional. Estos resultados coinciden con los reportados por De Rensis et al. (2005), quienes no encontraron efecto de la suplementación con progesterona en el protocolo OvSynch en búfalas que estaban ciclando, obteniendo una tasa de preñez de 51,5% y 35,7% con y sin adición de progesterona. Igualmente, Neglia et al. (2003) no encontraron diferencia en las tasas de preñez cuando utilizaron el protocolo OvSynch e implante de progesterona reportando tasas de preñez de 36% y 28%, para los dos protocolos, respectivamente.
La tasa de preñez obtenida en este trabajo es comparable con las obtenidas en la literatura, tanto las informadas previamente por el grupo de investigación como por otros autores. Di Francesco et al. (2012), reportaron mayores porcentajes de preñez utilizando el protocolo OvSynch, encontrando 58% y 45,6% en búfalas mediterráneas en la estación reproductiva y en el periodo de transición en Italia, respectivamente. En Colombia no se han hecho reportes sobre el uso de dispositivos vaginales de progesterona en protocolos de sincronización de celo en la especie. Virmani et al. (2016), informan una tasa de concepción del 68,02%, con el protocolo OvSynch que puede ser considerada alta comparada con los resultados de este experimento y lo informado por MIalot et al. (1999), Irikura et al. (2003) y Baruselli et al. (2003), que reportaron 27,2%, 36,1% y 42,4% respectivamente.
En 12 de las 16 búfalas se observó un folículo dominante en el momento de la inseminación (75%), igualmente distribuidas entre los dos protocolos (T1:6 y T2:6) y de éstas un 50% (6/12) mostró un cuerpo lúteo al día cinco después de la IA. Tres búfalas con cuerpo lúteo presentaron preñez. No se encontró asociación entre preñez y la presencia de folículo mayor a 10 mm en el momento de la IA (P= 0,3502), la ubicación del folículo en los ovarios (P=0,3770) y presencia de cuerpo lúteo en los ovarios cinco días después de la ovulación (P =0,8721). Únicamente se encontró asociación entre la presencia de moco en el momento de la inseminación y la preñez (P=0,0249).
En cuanto los niveles de progesterona y estrógenos en sangre, se observó alta variabilidad entre búfalas en ambos tratamientos durante todo el período evaluado. Para el caso de la progesterona, al inicio del experimento se encontró un promedio de 7,76±10,42 y 5,88±4,31 ng/ml para los tratamientos 1 y 2 respectivamente. Los rangos estuvieron entre 1,5 y 29,1 ng/ml y entre 1,3 y 12,9 ng/ml, en ambos tratamientos con coeficientes de variación de 134,19 y 73,43 (T1 vs T2). Para el día 8 (un día después de la aplicación de la prostaglandina), si bien se observó una reducción de los niveles de progesterona en todas las búfalas, encontrándose unos promedios de 1,88±1,45 y 1,50±1,01ng/ml, para los tratamientos 1 y 2; se siguió observando una alta variabilidad entre animales con valores entre 0,2 y 4,3 y entre 0,2 y 3,5 ng/ml, con coeficientes de variación de 77,485 y 67,33% para T1 y T2, respectivamente. Para el estrógeno se encontró en el día cinco después de iniciado el protocolo un promedio de 104,83±81,85 y 80,67±35,57 pg/ml, con unos valores mínimos de 34,6 y 51,6 pg/ml y valores máximos de 207,6 y 153,8 pg/ml, con coeficientes de variación de 78% y 44%, para los tratamientos 1 y 2, respectivamente. Para el día 8 se encontraron valores similares con un promedio de 106,11±73,70 y 83,59±38,83 pg/ml, manteniendo la misma variabilidad con valores entre 55,4 y 212,5 pg/ml y entre 39,3 y 149,8 pg/ml y coeficientes de variación de 63 y 46% para los tratamientos 1 y 2, respectivamente.
No se encontró diferencia significativa entre tratamientos para la concentración promedio de progesterona durante el período evaluado (p=0,4040), pero sí hubo diferencia significativa entre el inicio del tratamiento (día 0) y el momento de la inseminación (día 11) (P= 0,0006) y 5 días después de la misma (p=0,005) (Tabla 1). Para la concentración promedio de estradiol no se encontró diferencia significativa entre tratamientos (p=0,3914). Los niveles de esta hormona durante el periodo del protocolo y con la frecuencia de evaluación no se encontraron diferencias (p>0,05) (Tabla 1).
Los principales resultados para la discusión del presente trabajo tienen que ver con dos aspectos, siendo uno consecuencia del otro. El primer aspecto son las bajas tasas de preñez que se obtienen en la especie bufalina, especialmente si se compara con la reportada en vacas. El segundo aspecto tiene que ver con el particular comportamiento endocrino de las búfalas, fundamentalmente la variación individual en los niveles de progesterona y los niveles constantes de estradiol durante el periodo evaluado, pudiendo estos contribuir a explicar las bajas tasas de preñez obtenidas. En trabajos futuros es importante realizar mediciones con mayor frecuencia, que permitan identificar a detalle los cambios endocrinos. Para el caso del estradiol, en el que ocurren cambios muy marcados en el periodo preovulatorio, debería tomarse con diferencia de horas.
Los valores de progesterona encontrados durante el período evaluado (desde inicio del protocolo hasta cinco días después de la inseminación) estuvieron entre 0,64 (día de la IA) y 6,82 ng/ml (día 0), independiente del protocolo de sincronización utilizado. Di Francesco et al. (2012), en búfalas mediterráneas sincronizadas con el protocolo OvSynch, encontraron unas concentraciones de P4 a los 10 y 20 días después de la IA de 4,6±0,3 y 3,4±0,2 ng/mL, respectivamente en la estación reproductiva y de 1,6±0,12 y 1,8±0,2ng/mL en el período en transición de Italia; siendo mayores en la estación reproductiva (P<0,01). Valores superiores a los encontrados en este trabajo cinco días después de la inseminación (1,86±1,31). Carvalho et al.,(2014), mencionaron que aún no se conocen los niveles de P4 que puedan afectar la preñez e informan que sus niveles al inicio del tratamiento no tienen un efecto significativo sobre las tasas de gestación. La dinámica de la progesterona observada en este experimento, es similar a la observada por Ghuman et al. (2015), para aquellas búfalas a las que se les colocó un implante de progesterona para sincronizar el celo.
Es importante tener en cuenta la alta variación del metabolismo de la P4; se ha reportado es afectadopor la raza, estado fisiológico y sistema productivo. A diferencia de lo que sucede en las vacas, en búfalos se ha informado que concentraciones bajas, alrededor de 1ng/ml, son suficientes para realizar un control del desarrollo folicular, ovulación y tasas de gestación. Altos niveles de P4, pueden afectar la frecuencia de pulsos de la LH (Ireland & Roche, 1982; Bergefeld et al., 1995; Burke et al., 1996). En este experimento, el nivel promedio de P4 cinco días después de la IA fue de 1,86ng/ml, con el cual se esperaría una adecuada respuesta de los animales a los tratamientos, que no se vio reflejado en la tasa de preñez encontrada. Después de la ovulación, las células existentes dentro del folículo tienen que cambiar su principal ruta metabólica para la producción de progesterona, como parte integral del proceso de luteinización necesario para la preñez; es así como se ha definido una concentración mínima para definir un cuerpo lúteo funcional. En este trabajo, el medir al quinto día y tener niveles comparables con lo informado en la literatura, puede indicar que son funcionales; pero lo que están mostrando los resultados es que al menos en esta experimentación, esos niveles al día 5 no son tan confiables como si se tomaran en días posteriores o en otras especies de bovinos.
Se considera importante mencionar que en este trabajo se utilizó ELISA para la determinación de las hormonas, mientras que la mayoría de informes lo hacen utilizando radioinmunoensayo (Abraham, 1981; Kabir et al., 2011). El kit permite hacer una curva basada en controles internos que el fabricante provee y basado en ello se realizan las curvas. En este trabajo se encontró una alta variabilidad entre búfalas, siendo importante evaluar los valores presentados por algunos animales. Se debe anotar que es el primero en el país en el que se informan valores hormonales para la especie.
En la tabla 2 se presentan los parámetros fisiológicos evaluados en las búfalas preñadas y vacías. No se encontró asociación de los pesos al inicio del protocolo, al momento de la IA, cinco días después de la IA, ni de los días en leche sobre la tasa de preñez. Los pesos de las búfalas sometidas al implante con progesterona (T1) y al protocolo OvSynch fueron similares (p>0,05); los pesos al inicio fueron 587±80 y 570±33 kg, en el momento de la IA 571±84 y 552±32 kg y cinco días después de la IA fueron 558±85 y 536±31 kg para T1 y T2, respectivamente. Igualmente, las búfalas sometidas a los dos tratamientos tenían los mismos días en leche, 65±23 y 54±20 días.
Si bien los animales perdieron peso, dichas pérdidas no fueron significativas entre el inicio del tratamiento y el momento de la inseminación artificial, que fue la última vez en que los animales fueron movidos diariamente del potrero al corral (17 kg en promedio). Además, en la tabla 2 se puede observar que las pérdidas de peso fueron similares para los animales vacíos (18 Kg) y preñados (13 Kg) (P=0,6614), siendo importante resaltar que el trabajo se realizó durante la época seca. Con estos resultados se puede afirmar que, con buenas condiciones de manejo, las búfalas no presentan alteraciones en cuanto al peso, debido a la manipulación necesaria para la administración de medicamentos, el sangrado y las ecografías, sin que ello represente un sesgo para el protocolo o la realización de los experimentos.
Aunque ha sido ampliamente reportado la influencia que tienen los días abiertos sobre las tasas de preñez en bovinos, en algunos experimentos controlados no se ha reportado efecto, como en el trabajo desarrollado por Sá Filho et al. (2009). Resultados similares fueron encontrados en este estudio, siendo importante resaltar que las búfalas utilizadas tenían en promedio 60±21 días postparto al inicio de este estudio (Tabla 2), el cual se considera un rango estrecho, más difícil para encontrar diferencias.
En la tabla 2 se puede observar que no se encontraron diferencias en las concentraciones de progesterona y estradiol en el momento de la IA y cinco días después entre los animales vacíos y preñados. Aunque no hubo diferencias significativas en los niveles de progesterona entre los grupos, se pudo observar el comportamiento esperado de la hormona en relación con la dinámica hormonal del ciclo inducido. En todos los animales, independientemente de los valores individuales, hubo una reducción de los niveles de progesterona después de la inyección de prostaglandina. Además se encontró un aumento considerable cuando se compara el momento de la IA y los cinco días de esta, tanto en vacías (0,745±0,808 vs 1,991±1,260) como en preñadas (0,400±0,235 vs 1.560±0,691). De nuevo se resalta la alta variación entre las búfalas.
Poca información existe en los búfalos sobre el comportamiento de la P4 en los primeros siete días postovulación. En Italia, Vecchio et al. (2012), encontraron que en el día cinco postovulación no hay diferencias en los niveles de P4 entre preñadas y vacías, demostrando que aún no hay consolidación del cuerpo lúteo. Es importante anotar que los niveles informados por los autores italianos son más de dos veces los encontrados en este trabajo 3,9 y 3,6 ng/ml vs 1,99 y 1,56 ng/ml para búfalas vacías y preñadas respectivamente.
En el 81% (13/16) de las búfalas se obtuvieron en el día cinco después de la IA, niveles de progesterona que sugerían la presencia de un cuerpo lúteo activo (>1,5 ng/ml) (Zicarelli et al., 1997); sin embargo solo cinco fueron diagnosticadas preñadas 28 días después de la IA, indicando que en el momento del muestreo hormonal, posiblemente el cuerpo lúteo no estaba bien consolidado. Al respecto Di Francesco et al. (2012), encontraron cambios en los niveles de P4 entre el día 10 y 20 después de la IA; dichos cambios dependieron de si las búfalas estaban vacías o preñadas y de la estación de servicio. Dichos autores reportaron que durante la estación de servicio las búfalas preñadas presentaron una concentración de progesterona de 4,99±0,4 y 4,2±0,3 a los 10 y 20 días, mostrando poco cambio; mientras que en las búfalas vacías dichos valores fueron de 4,08±0,4 y 2,3±0,4, disminuyendo casi en un 50% la concentración de progesterona a los 20 días. En el período de transición, mientras que en las búfalas preñadas la concentración incrementó (1,93±0,2 vs 2,5±0,2), en las vacías se mantuvo prácticamente constante (1,35±0,1 vs 1,30±0,3). Lo anterior indica un comportamiento variable de la P4 en las búfalas y que el monitoreo debe realizarse por un mayor período. Neglia et al. (2003), reportaron mayores niveles de P4 en leche el día 10 después de la IA en búfalas con implante de progesterona que en búfalas sometidas al protocolo OvSynch, sin embargo no encontraron diferencias en las tasas de preñez entre los dos protocolos de sincronización del estro (36% vs 28,2%).
Después de la inyección de prostaglandina hubo un descenso en los mismos en todos los casos. En las búfalas preñadas se pudo observar un aumento de 3,9 veces en los niveles progesterona en el día cinco después de la IA. Para el estradiol se observó que los niveles se mantuvieron prácticamente constantes en los dos momentos evaluados, en la inseminación y en el día cinco después de la IA, encontrándose valores de 87,4 pg/ml y 85,8 pg/ml, respectivamente. Una posible explicación para lo observado es que el pico de estrógenos ocurre aproximadamente entre 8 y 16 horas post-inyección de GnRH (Roy & Pracksh, 2009; Mirmamoudhi et al., 2014), por tanto la frecuencia de mediciones en este experimento no permitieron observar dichos cambios. Además en el momento de realizar el muestreo para determinar las hormonas (día cinco después de la IA) el cuerpo lúteo no está completamente formado, indicando que este período de medición no fue suficiente para ver diferencias.
Desde el punto de vista clínico, es fundamental entender cuál puede ser el efecto sobre la respuesta al tratamiento en el caso de una búfala que al inicio del protocolo tenga una concentración de progesterona de 29,1 ng/ml, cuatro veces la concentración promedio encontrada (6,82 ng/ml). Es de anotar que los animales con parámetros fuera de la media no tuvieron preñez. El hecho que no haya cambios en los niveles de estradiol durante la inducción muestra una dinámica especial en los búfalos, que requiere ser estudiada ya que pudieran ser la explicación de las particularidades de la expresión del calor y de la baja tasa de preñez con los protocolos tradicionalmente utilizados.
Conclusiones
Los resultados obtenidos en este trabajo indican que el uso de progesterona durante la época favorable no confiere ventajas en términos de preñez cuando se compara con el protocolo OvSynch utilizado convencionalmente en la especie. Los hallazgos ecográficos y hormonales muestran un particular comportamiento endocrino de las búfalas, dada la alta variación individual en los niveles de progesterona y los niveles constantes de estradiol durante el periodo evaluado, pudiendo esto contribuir a explicar las bajas tasas de preñez obtenidas. Se debe continuar con esta línea de investigación realizando trabajos con un mayor número de búfalas, en diferentes épocas y determinando niveles hormonales con mayor frecuencia. Esto permitirá entender mejor el comportamiento endocrino en esta especie, lo cual puede conllevar a la adaptación de los protocolos de sincronización para mejorar la respuesta en términos de preñez.
Agradecimientos
Los autores agradecen por la financiación a la Universidad Nacional de Colombia, a la Asociación Colombiana de Criadores de Búfalos por facilitar el semen, y a GARLEMA S.A. (bufalera El Teatro) por permitir el uso de sus animales.
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Como citar: Bolívar-Vergara, D.M; Londoño-Soto, B; Gallego-Arcila L.F; Gual-Restrepo, F.; Ríos-López, D.S.; Correa-Londoño, G.A.; Berdugo-Gutiérrez, J.A. Uso de la progesterona como método de la sincronización de celo durante la estación reproductiva favorable en búfalos de agua. Revista Veterinaria y Zootecnia, v. 10, n. 2, p. 01-14, 2016. DOI: 10.17151/vetzo.2016.10.2.1
Este obra está bajo una Licencia de Creative Commons Reconocimiento CC BY
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Presencia de anticuerpos contra Leptospira interrogans (sensu lato) en caninos semidomésticos en Sincelejo, Sucre (Colombia)
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Germán Arrieta-Bernate1, Alfonso Calderón-Rangel2, Virginia Rodríguez3, Jaime Álvarez4, Salin Mattar-V4.
1Grupo Salud Pública y Auditoría en Salud. Corporación Universitaria del Caribe (CECAR), Sincelejo. 2Instituto de Investigaciones Biológicas del Trópico (IIBT). Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad de Córdoba. 3Grupo de Investigaciones Microbiológicas y Biomédicas de Córdoba (GIMBIC), Programa de Bacteriología, Universidad de Córdoba. 4Instituto de Investigaciones Biológicas del Trópico (IIBT). Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, Universidad de Córdoba.
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(Recibido: 22 de Febrero de 2016 Aprobado: 17 Agosto de 2016 Actualizado 28 de 2016)
DOI: 10.17151/vetzo.2016.10.1.7
RESUMEN: La leptospirosis es una zoonosis reemergente de distribución mundial causada por espiroquetas patógenas del género Leptospira. Ha sido catalogada como una enfermedad ocupacional; su presentación está relacionada con una serie de factores epidemiológicos que resaltan la presencia de animales portadores (roedores, caninos) y la calidad del agua entre otros. El objetivo fue determinar la seroprevalencia de anticuerpos contra L. interrogans (sensu lato) en caninos semidomésticos del área urbana de Sincelejo, Sucre. Mediante un diseño no probabilístico de conveniencia, se escogieron tres comunas con el mayor número de caninos. Se tomaron muestras de sangre de 61 caninos, que se identificaron, posteriormente se obtuvo el suero y se implementó la prueba de la microaglutinación (MAT) con 11 serogrupos y 14 serovares. La seroprevalencia de anticuerpos contra L. interrogans (sensu lato) fue del 54,10%. El 9,84% de los caninos presentaron títulos bajos, el 8,19% títulos moderados, el 13,11% títulos altos y el 22,95% títulos muy altos. No se presentaron diferencias significativas entre las serorreactividades cuando se compararon por sexo, edad y raza. El serovar Grippotyphosa fue el que presentó la mayor frecuencia (47,54%) seguido del serovar Canicola (26,23%) y del serovar Pomona (18,03%). Estos resultados sugieren que estos caninos semidomésticos evaluados, han exhibido infecciones asintomáticas con diferentes serovares de L. interrogans (sensu lato) y se constituyen en hospederos y portadores renales, convirtiéndose en un riesgo potencial en salud pública.
Palabras clave: espiroquetas, hospedero, infección, perros, zoonosis
Presence of antibodies against Leptospira interrogans (sensu lato) in semi-domestic dogs in Sincelejo, Sucre (Colombia).
ABSTRACT: Leptospirosis is a reemerging zoonosis of worldwide distribution caused by pathogenic spirochetes of the genus Leptospira. This disease has been classified as an occupational disease and its presentation is related to a series of epidemiological factors which highlight the presence of carrier animals (rodents, dogs) and water quality, among others. The objective of this work was to determine the seroprevalence of antibodies against L. interrogans (sensu lato) in domestic dogs of the urban area in Sincelejo, Sucre. Using a non-probabilistic convenience design, three communes were selected with the greatest number of canines. Blood samples of 61 identified dogs were taken, and serum was obtained later and the microagglutination test (MAT) was implemented with 11 serogroups and 14 serovars. The seroprevalence of antibodies against L. interrogans (sensu lato) was 54.10%. A 9.84% of the dogs have low titers, 8.19% moderate titers, 13.11% high titers and 22.95% very high titers. No significant differences between seroreactivity are shown when compared by sex, age and breed. The Grippothyphosa serovar presented the greatest frequency (47.54%) followed by Canicola serovar (26.23%) and Pomona serovar (18.03%). These findings suggest that these semi-domestic dogs evaluated have shown asymptomatic infections with different serovars of L. interrogans (sensu lato) becoming hosts and kidney carriers thus constituting a potential risk to public health.
Key words: dogs, host, infection, spirochaetales, zoonoses.
Introducción
La leptospirosis es una enfermedad zoonótica reemergente de distribución mundial y de comportamiento endémico, de mayor presentación en países tropicales y subtropicales (Bharti et al., 2003). Se transmite principalmente por contacto con orina y fluidos de animales infectados (Fearnley et al., 2008). Los reservorios suelen ser animales domésticos o salvajes que tienen la capacidad de ser hospederos primarios o accidentales, dependiendo del serovar, lo que predispone la necesidad de conocimiento de los serovares de cada región, con el fin de comprender mejor la epidemiología de cada zona (Levett, 2001).
La leptopirosis es producida por Leptospira interrogans (sensu lato), que son espiroquetas, donde se han identificado más de 230 serovares patógenos (Adler et al., 2011); estas espiroquetas pueden sobrevivir durante meses en aguas estancadas o corrientes de curso lento, de reacción neutra o ligeramente alcalina, al abrigo de la luz solar directa (Vijayachary et al., 2008). En aguas superficiales en la Amazonia peruana se reportó un 67,9% de positividad a L. interrogans (sensu lato) por la reacción e cadena de la polimerasa o PCR (Ganoza et al., 2006). Se ha reportado como una infección recreacional por la transmisión en nadadores que participaron en la travesía Eco-challenge en Borneo (Malasia), donde presentaron cuadros febriles y una evidencia serológica del 54% de infección con Leptospiras patógenas (Sejvar, 2003); los cultivos de arroz también pueden ser origen de una infección (Roca, 2006).
La infección en humanos es el resultado de la exposición directa o indirecta con la orina de mamíferos infectados; las tres vías principales de riesgo de trasmisión son: aguas, roedores y animales de granja o mascotas (Levett, 2001); los humanos son considerados como hospederos finales y altamente susceptibles a la infección con muchos serovares (Smith et al., 2011).
Los roedores son el principal reservorio en ambientes urbanos y fueron los primeros en ser reconocidos como portadores de L. interrogans (sensu lato) y han sido relacionados con infección en humanos (Vijayachary et al., 2008). Son reservorios primarios para el serovar Icteohaemorrhagiae y accidentales parael serovar Pomona (Dammert, 2005). Los caninos son hospederos definitivos del serovar Canicola y su patogenicidad está bien reconocida, pero también son hospederos accidentales de los serovares: Pomona, Grippotyphosa, Bratislava, Bataviae, Ballum, Autumnalis, Hardjo y Australis (Collares, 2005); presentan un mayor grado de exposición que los humanos, ya que tienen libre acceso a ambientes contaminados, cazan ratas y frecuentemente sus alimentos o aguas están contaminados con orina de ratas (Martins et al., 2012) y pueden ser una especie centinela de exposición en humanos (Moore et al., 2006).
Los signos clínicos y la gravedad de la enfermedad son muy variables en los caninos. Los primeros signos clínicos, son a menudo inespecíficos y las mucosas pueden presentar hiperemia conjuntival, sintomatología que puede progresar y presentar signos de enfermedad renal y aborto en hembras. Otras veces, pueden aparecer signos más severos como el síndrome hemorrágico, donde en las etapas finales hay epistaxis, gastroenteritis hemorrágica. Algunos caninos presentan muerte súbita sin signos clínicos. La infección por el serovar Icterohaemorrhagiae produce fiebre, hemorragias, anemia e ictericia, por el serovar Grippotyphosa puede producir disfunción renal aguda o hepatitis activa crónica, por el serovar Pomona la infección es asintomática y produce portadores crónicos y por el serovar Canicola causa nefritis intersticial crónica (CFSPH, IICAB, 2005).
Los caninos infectados también pueden morir sin presentar signos clínicos (leptospirosis hiper-aguda), otros enfermar con recuperación clínica lenta, tornándose portadores renales por meses, incluso años (leptospiruria) y constituyéndose en un riesgo potencial de trasmisión para otros animales y el hombre (Levett, 2001; Huerta et al., 2013). El objetivo general fue determinar la seroprevalencia de L. interrogans (sensu lato) en caninos en Sincelejo, Sucre (Colombia).
Materiales y Métodos
Tipo de estudio: descriptivo de corte transversal.
Zona de estudio: el proyecto se implementó en tres comunas con el mayor número de caninos en Sincelejo (Sucre), ubicada al noroeste de Colombia, en la costa Caribe colombiana, a 9º 18' LN y 75º 23' LO, con una extensión de 28.134 hectáreas y una altura de 213 msnm.
Cálculo y tamaño de la muestra: mediante un diseño no probabilístico (Hernández et al., 2000; Moreno et al., 2000), se escogieron las tres comunas con el mayor número de caninos y se determinó que el tamaño de la muestra fue de 60 caninos; se tomaron 20 caninos en cada comuna; independientemente de las características fenotípicas y genotípicas. Estos caninos fueron considerados como semidomésticos, ya que los propietarios permiten que pasen deambulando por las calles durante muchas horas del día.
Toma de muestra de sangre y orina: para la toma de las muestras se amplió el número y se muestrearon 61 caninos, los cuales fueron sedados con acetilpromacina (1,1 a 2,2 mg/kg de peso corporal), seguidamente se hizo asepsia con alcohol antiséptico al 70%, sobre la vena yugular o cefálica y se extrajeron 4 mililitros de sangre en tubos vacutainer sin anticoagulante. Las muestras se identificaron y se conservaron en refrigeración, hasta el Instituto de Investigaciones Biológicas del Trópico (IIBT) de la Universidad de Córdoba; allí se centrifugaron a 3.000 gravedades durante 5 minutos para obtener el suero y una vez obtenidos fueron almacenados en tubos Eppendorf a -70ºC, hasta su procesamiento.
Prueba de microaglutinación (MAT): la detección de anticuerpos frente a L. interrogans (sensu lato), se hizo mediante la prueba de microaglutinación (MAT), de acuerdo con las especificaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2008), con 11 serogrupos y 14 serovares: serogrupo Australis (serovar Bratislava), serogrupo Autumnalis (serovar Autumnalis), serogrupo Batavie (serovar Batavie), serogrupo Serjoe (serovar Hardjo), serogroupo Grippotyphosa (serovar Grippotyphosa), serogrupo Icterohaemorrhagiae, (serovar Icterohaemorrhagiae), serogrupo Mini (serovar Mini), serogrupo Pomona (serovar Pomona), serogrupo Pyrogenes (serovar Zanoni), serogrupo Tarassovi (serovar Tarassovi) y serogrupo Canicola (serovar Canicola). Los títulos ≥1:100 se consideraron como positivos.
Métodos de instrumentos de recopilación de datos y diseño estadístico: las variables generales sobre la identificación de los caninosse tabularon en una tabla de Excel. Una vez procesadas las muestras, se analizaron los niveles de anticuerpos para determinar la presencia o ausencia de anticuerpos contra L. interrogans (sensu lato), los resultados de laboratorio y las variables cualitativas se analizaron por estadística descriptiva, mediante el software SAS.
Aspectos éticos: el Comité de Ética del IIBT de la Universidad de Córdoba, clasificó este estudio de bajo riesgo. Las muestras fueron tomadas por un médico veterinario zootecnista, quien efectuó los procedimientos de la toma de las muestras teniendo en cuenta los procedimientos de manejo y conservación, las normas éticas, técnicas, científicas y administrativas para la investigación en animales, según la Ley 84 o Estatuto de Protección Animal de la República de Colombia (Congreso de Colombia, 1989).
Resultados y Discusión
Se analizaron 61 sueros de caninos; el 68,85% (42/61) fueron machos y el 31,15% (19/61) hembras; en la comuna 4 se recolectaron el 34,43% (21/61) de las muestras, en la comuna 6 el 34,43% (21/61) y en la comuna 8 el 31,14% (19/61). Dentro de los datos anamnésicos evaluados, se determinó que solamente en el 73,7% (45/61) de los caninos hubo evidencias de vacunación periódica contra la rabia y los propietarios manifestaron que nunca han vacunado sus caninos contra la leptospirosis.
La seroprevalencia de anticuerpos contra L. interrogans (sensu lato), al considerar como positivo un título ≥ 100 de cualquier serovar, fue del 54,10% (33/61) con un intervalo de confianza del 95% (41, 6-66,6%). Por los anamnésicos evaluados, estos títulos corresponden a procesos infecciosos previos o recientes (de acuerdo con el título presentado) y no corresponden a títulos post vacunales debido a la ausencia de historial de vacunación contra la leptospirosis. La seroprevalencia por sexo pude verse en la tabla 1. Esta mayor seroprevalencia determinada en el actual estudio (54,10%), es superior al 27,3% en caninos urbanos de Montería (Navarrete et al., 1981), del 12% en caninos de áreas rurales de Montería donde implementaron el MAT con 11 serovares (Sánchez et al., 2010), del 47,14% con 14 serovares en caninos de una comunidad rural de Ciénaga de Oro (Álvarez et al., 2011) y del 35,2% en caninos de granjas porcinas del medio Sinú (Calderón et al., 2014); el uso de un mayor número de antígenos dentro de la batería diagnóstica del MAT, puede aumentar la probabilidad de identificar más serorreactores. Igualmente, al ser considerados como caninos semidomésticos, hacen que recorran zonas donde hay condiciones favorables para el mantenimiento de Leptospiras patógenas, el contacto con otros hospederos como de ratas, la deficiente recolección, acumulación y eliminación inadecuada de las basuras.
Seroprevalencias menores en caninos han sido reportadas en diferentes regiones de Colombia por ejemplo; del 41,1% en caninos callejeros en Cali (Rodríguez et al., 2004), del 31% en Buenaventura con 18 serovares (Romero et al., 2009), del 20,2% en caninos de tres municipios del norte del Tolima con seis serovares (Romero y Sánchez, 2009), del 21,4% en zonas urbanas del Tolima empleando cinco (Romero et al., 2010), e inferior al 67,2% con seis serovares en caninos de Tunja (Bermúdez et al., 2010). Estos reportes evidencian la amplia distribución de la leptospirosis en caninos en diferentes regiones de Colombia y se constituyen en un riesgo potencial para la salud pública porque además de esta enfermedad, pueden hospedar otros patógenos como: Toxoplasma, Brucella (Rivera et al., 1999; Martin et al., 2002; De Paula et al., 2013 Furtado et al., 2015). Igualmente, la presencia de caninos vagabundos, el contacto con roedores, la deficiente recolección, acumulación , y , eliminación inadecuada de las basuras y la carencia de drenajes de aguas estancadas hacen que se aumente el riesgo de infección (Huerta et al., 2013), porque estos factores crean microambientes favorables para la supervivencia de las diferentes especies de Leptospiras (Martin et al., 2002). Se propone que una alta prevalencia de leptospirosis en roedores y caninos en una región, pueden ser fuentes de transmisión e infecciones en los humanos, ya que los caninos infectados pueden infectar a los humanos por el estrecho contacto de estas mascotas con el hombre (Patil et al., 2014; Roqueplo et al., 2015).
No se presentaron diferencias significativas entre las serorreactividades cuando se compararon por sexo (P≥0,05); esta mayor seroprevalencia o serorreactividad en machos se puede deber a que este fue el mayor género muestreado, igualmente por el hábito que poseen los machos durante el período de celo de la hembra como el olfateo, lengüeteo de los genitales (Luna et al., 2008) o la preferencia de los propietarios de preferir más a los machos (Herrer et al., 1958). La categoría sexo (hembra) fue determinada como un factor de protección en un estudio previo, ya que exhibieron casi la mitad del riesgo (OR= 0,6; P<0.05) de presentar infección con relación a los machos (Huerta et al., 2013).
Seropositividad por edad y raza
En la tabla 2 se discrimina la serorreactividad por edad; no hubo diferencias significativas entre las serorreactividades cuando se compararon por edad (P≥0,05); esta mayor serorreactividad en el grupo de 2 a 4 años, puede deberse a que este grupo etáreo aportó el mayor número de caninos a la muestra. Igualmente, a medida que aumenta la edad hay mayor posibilidad de que los caninos se infecten por el excesivo contacto entre estos cuando vagan por las calles (Batista et al., 2005; Ward et al., 2002; Ward et al., 2004; Huerta et al., 2013); sin embargo, este riesgo puede aumentar en sitios de confinamiento (criaderos) donde la trasmisión puede ocurrir de progenitores a crías (Huerta et al., 2013).
En un estudio para determinar los factores de riesgo no se encontraron diferencias significativas en relación al sexo, procedencia (rural/urbano), raza, animales vacunados y no vacunados, pero sí entre la categoría de caninos vagabundos y la probabilidad de contraer la enfermedad (Silva & Rediman, 2007). La clasificación de los caninos como semidomésticos en el actual estudio pudo aumentar la probabilidad de infección, ya que estos permanecieron vagando por las calles durante varias horas del día. En Temuco (Chile) se observó que los casos positivos se concentraron dentro del grupo de 5 a 8 años independiente del sexo (Tuemmers et al., 2013).
Este estudio determinó una mayor seroprevalencia en caninos mestizos por ser este el grupo racial que aportó el mayor número de individuos. No se ha determinado que la raza sea un factor determinante, pero el tamaño de la raza sí es un factor de riesgo, por ejemplo, caninos de razas de tamaños grandes han mostrado mayores serorreactividades en comparación con razas de tamaños pequeños, ya que estos últimos por ser más consentidos, estar en mayor contacto con los amos y permanecer más tiempo en las casas, han presentado menores serorreactividades (Huerta et al., 2013); también razas más pequeñas presentaron una menor seropositividad al serovar Copenhageni (Harland et al., 2013).
Serorreactividad por serovar
Los caninos son susceptibles a todos los serovares conocidos de L. interrogans (Jouglard & Brod, 2000); el serovar Grippotyphosa fue el que presentó la mayor frecuencia (47,54%) seguido del serovar Canicola (26,23%) y del serovar Pomona con 18,03% (Figura 1).
En Colombia, los serovares más frecuentes en caninos han sido: Icterohaemorrhagiae, Canicola, Grippotyphosa, Pomona, Hardjobovis, Hardjoprajitmo, Automnalis, Sejroë y Tarassovi (Navarrete et al., 1981; Bermúdez et al., 2010; Rodríguez et al., 2004; Romero et al., 2009; Sánchez et al., 2010; Romero et al., 2010; Bermúdez et al., 2010; Calderón et al., 2014). En caninos de la Sabana de Bogotá con falla renal, determinaron que los serovares más frecuentes fueron Icterohaemorrhagiae, Canicola y Ggrippotyphosa (Medrano et al., 2011).
Los serovares Grippotyphosa y Pomona son específicos de bovinos y porcinos y han sido reconocidos como reemergentes en la leptospirosis canina (Ribotta et al., 2000). Grippotyphosa fue más frecuente (47,7%) en caninos callejeros en Cali (Rodríguez et al., 2004) y en zonas urbanas y rurales del Tolima (Romero et al., 2010). Grippotyphosa ha sido asociado a ratas y roedores (McDonough, 2001). En caninos y humanos en Ixhuatlancillo, Veracruz (México), el serovar más predominante fue Tarassovi (Lugo et al., 2015).
Cuando se discriminó la serorreactividad por el número de serovares, se observó que el 10,01% de las infecciones se dio por un solo serovar, el 15% por dos serovares, el 4,24% por tres serovares, el 16,17% por cuatro serovares y el 8,68% por más de cinco serovares. Los patrones de coaglutinación más frecuentes de los serovares fueron: Grippotyphosa-Canicola y Grippotyphosa-Pomona. El patrón de los serovares Grippotyphosa-Canicola fue el más frecuente reportado en Cali en caninos callejeros (Rodríguez et al., 2004) y el patrón de los serovares Icterohaemorrhagiae–Grippotyphosa en caninos de áreas rurales de Ciénaga de Oro (Álvarez et al., 2011). El patrón de los serovares Grippotyphosa-Pomona ha sido reportado en caninos del norte del Tolima (Romero et al., 2010). Estas reacciones cruzadas entre serovares han sido ampliamente reconocidas y se explican por la presencia de antígenos compartidos entre serovares y serogrupos (Levett, 2001).
El MAT es considerado como la prueba de referencia para el diagnóstico de la Leptopspirosis y esta prueba determina la presencia de anticuerpos aglutinantes tipo IgM e IgG (Niloofa et al., 2015). Como sólo se hizo un muestreo y se analizó el valor de los títulos serológicos, y teniendo en cuenta que ningún propietario manifestó que los caninos no fueron vacunados contra la leptospirosis; el 45,90% de los caninos no presentaron ningún título para los 14 serovares evaluados; el 9,84% presentaron títulos bajos que pueden corresponder a casos sospechosos o infecciones ocurridas en el pasado; el 8,19% a títulos moderados que se pueden relacionar con el inicio de infección; el 13,11%, títulos altos que tal vez podrían corresponder con infecciones probables y en el 22,95% de los caninos evaluados, títulos muy altos que se pueden interpretar como infección activa o casos agudos de leptospirosis (Tabla 3). Estos posibles casos en los que los títulos fueron altos pueden ser que los caninos eliminen el microorganismo por la orina (leptospiruria) y podrían infectar otros hospederos.
Conclusiones
Estos resultados sugieren que las poblaciones semidomésticas de caninos pueden ser hospederos o reservorios de leptospirosis y constituirse en un riesgo para la salud humana porque pueden trasmitir leptospirosis. Se hace necesario adelantar más estudios de seguimiento seroepidemiológico, de caracterización e impelementar aislamientos de los diferentes serovares de L. interrogans (sensu lato) en reservorios animales y humanos, donde podamos conocer las posibles fuentes de infección y el rol de los diferentes hospederos, con el fin de implementar programas de control y prevención.
Agradecimientos
Los autores agradecen la la Corporación Universitaria del Caribe y a la Universidad de Córdoba por la financiación del proyecto “Seroprevalencia de Leptospira spp. en caninos callejeros de la ciudad de Sincelejo” – Contrato 02-2013. Este manuscrito fue preparado y revisado con la participación de todos los autores, quienes declaramos que no existe ningún conflicto de intereses que pongan en riesgo la validez de los resultados presentados.
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Cómo citar: Arrieta-Bernate, G.; Calderón-Rangel, A.; Rodríguez, V.; Álvarez, J.; Mattar, S. Presencia de anticuerpos contra Leptospira interrogans (sensu lato) en caninos semidomésticos en Sincelejo, Sucre (Colombia). Revista Veterinaria y Zootecnia, v. 10, n. 1, p. 89-103, 2016. DOI: 10.17151/vetzo.2016.10.1.7
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